París.— Portugal escribió por fin su nombre en la historia del futbol al vencer 1-0 a Francia en París, en una final de la Eurocopa decidida en la prórroga con un gol de Éder y gobernada por el drama, la emoción y la lesión de un Cristiano Ronaldo que dejó el campo con un llanto desconsolado en la primera mitad.
El zapatazo de Éder desde fuera del área en el minuto 109 rompió el sueño de una Francia que buscaba volver a levantar otro trofeo en su casa, el Stade de France, y catapultó a la selección liderada por Cristiano Ronaldo a conquistar el primer título de su historia.
Portugal se sobrepuso a todos los antecedentes, a la calidad de los jugadores Bleus, al ambiente de Saint-Denis y a la lesión de su líder en el minuto 25 para escribir la primera página de su palmarés.
Pero el héroe no fue Cristiano Ronaldo, que con el título culmina su obra como uno de los mejores futbolistas de la historia, sino Éder, quien ingresó en el minuto 79 para inventarse un disparo raso que entró pegado al palo cuando iniciaba la segunda parte de la prórroga.
Francia parecía tener todo para empatar en el palmarés con las tres Eurocopas de España y Alemania: era la anfitriona, jugaba en un estadio que conoce como la palma de su mano, con una plantilla de más talento que la portugesa y llevaba sin perder ante los lusos desde 1975, diez años antes de que naciera Cristiano Ronaldo.
El triunfo de Portugal puso fin definitivamente al reinado europeo de España, campeona en 2008 y 2012. Con la Marsellesa aún haciendo eco en el estadio, Francia arrancó en estampida hacia el arco portugués, con la verticalidad de Moussa Sissoko y Antoine Griezmann como principales armas.
Máximo goleador de la Eurocopa con seis tantos, Griezmann tuvo la mejor oportunidad de toda la primera mitad con un cabezazo en el minuto diez que despejó Rui Patricio a córner tras un gran vuelo. La pelota iba directo a la escuadra, pero para entonces, la atención de muchos ya estaba en la rodilla izquierda de Cristiano Ronaldo.
No había tocado apenas tres balones, cuando el jugador del Real Madrid fue embestido por Dimitri Payet en el minuto 8. El árbitro no pitó falta, pero el astro portugués se quejaba airadamente tumbado y daba golpes de rabia con la mano en el césped. Se temía algo grave. Continuó el crack unos minutos más en el campo antes de sentarse y derramar algunas lágrimas: sabía que no podía continuar. Los médicos le vendaron la rodilla y lo intentó una vez más, pero su rodilla dijo basta. Fue un duro golpe.
Otra vez se sentó en el césped, aunque ésta ya era la definitiva. Llorando sin consuelo como un niño, como tras la final que perdió en 2004 con 19 años, abandonó el campo en una camilla ante el aplauso de todos los espectadores. La gran estrella de final duró apenas 25 minutos.
Portugal perdió a su líder, pero con la entrada de Ricardo Quaresma ganó presencia en el campo. De hecho, la lesión de Cristiano Ronaldo dejó más tocada a la anfitriona.
Francia, que sólo hacía daño por medio de Sissoko, perdió el control del encuentro y Portugal lanzó varias contras peligrosas antes del descanso, que llegó entre bostezos de Luis Figo en la grada.
La segunda parte no varió el guión. Al partido le falta un dominador: la pelota cambiaba de lado muy rápido, pero sin apenas peligro en las porterías.
Francia continuó llevando el peso, pero ahora el peligro era portugués. Con sendos cabezazos, Pepe y Éder avisaron que Portugal seguía ahí, que no se iba a rendir tan fácil ante el empuje de las gradas de Saint-Denis. Y Guerreiro envió después una falta al travesaño. Le quedaban tres suspiros, pero el partido estaba muy vivo.
Tanto, que Éderzito António Macedo, mejor conocido como Éder, silenció Francia con un tiro lejano. El delantero del Lille, nacido hace 28 años en Guinea-Bissau, soltó un disparo desde fuera del área al que Lloris no alcanzó. Portugal estalló y Cristiano, a pesar de que casi no podía andar, también dejó salir todo lo que había contenido.