El Stade de France, sede mañana del partido inaugural de la Eurocopa de futbol, es uno de los símbolos de la historia del país en las últimas décadas.
Ubicado en el barrio de Saint-Denis, el principal núcleo de población inmigrante de París, el Stade de France es el estadio nacional, donde juegan sus partidos las selecciones de futbol y de rugby.
Fue sobre su césped donde la generación de Zinedine Zidane y Didier Deschamps, hoy seleccionador, tocó el cielo el 12 de julio de 1998 levantando el primer título mundial de futbol para Francia.
De aquel triunfo participaron varios jugadores de origen extranjero, entre ellos el propio Zidane, lo que sirvió para limar tensiones raciales en la nueva Francia multicultural.
Diecisiete años, cuatro meses y un día después del título mundial, el Stade de France volvió a las portadas de la prensa internacional. Este vez no era por un éxito deportivo de "Les Bleus", sino por el atentado perpetrado por el Estado Islámico en las inmediaciones del estadio durante la disputa de un amistoso en Francia y Alemania.
Varios terroristas intentaron acceder a las instalaciones con bombas para inmolarse, pero no lo consiguieron y volaron por los aires en la puerta del estadio. Las tres explosiones de Saint-Denis formaron parte de la cadena de ataques que dejaron aquella noche parisina 130 muertos.
Construido para el Mundial 1998, el Stade de France es el único del mundo que acogió finales de Mundiales de futbol y de rugby (en 2007). Además, albergó dos finales de la Liga de Campeones y los Mundiales de atletismo de 2003.
Con capacidad para 80.000 espectadores, será el estadio más visitado durante la Eurocopa 2016, ya que además del Francia-Rumania de mañana, se jugarán allí otros tres encuentros de la fase de grupos, un duelo de octavos, otro de cuartos y la final.
Andando unos diez minutos en dirección norte desde el Stade de France, se llega a Saint-Denis, un barrio que tiene unos 100 mil habitantes, la mayoría de origen extranjero, y donde la delincuencia y el desempleo son los principales problemas.
En noviembre de 2015 fue escenario de una redada que acabó con la vida del presunto autor intelectual de los atentados terroristas del 13-N.