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El señor de las copas, Rafael Márquez, el que más participaciones tiene por México en el torneo continental, tomó el escudo entre las manos y lo besó. Gritó su gol como si fuera un novato, con todo lo que le queda aún en los pulmones.
Triunfo que potencia a México en la Copa América y que refuerza la marcha perfecta de la era Juan Carlos Osorio. Ocho victorias seguidas, más dos que se suman de la era Ricardo Ferretti. En total, el Tricolor —sin importar el técnico— hoy presume una racha de 20 juegos sin perder.
El derrotar al histórico Uruguay pone al Tri casi con un pie en la siguiente fase, a pesar de haber sido su primer juego en el Centenario, triunfo que debió llegar desde antes, pero que fiel a la costumbre tricolor tuvo su dosis de dramatismo.
El juego estaba empatado a un gol. México se quedó con diez, debido a la expulsión de Andrés Guardado. Toda la buena primera parte quedaba en el olvido con el tanto de Diego Godín.
Hasta que apareció el capitán. El hombre de 37 años que sigue desafiando a la edad y con un tiro al ángulo definió el juego y dejó a Juan Carlos Osorio como un genio, cuando su filosofía estaba a punto de ser desechada.
México ganó 3-1 a Uruguay y potencia su presencia en Copa América. Es cierto, se acabó la racha del sin gol en contra (quedó en 806 minutos), pero se sigue siendo perfecto, o casi perfecto.
Antes de que sonara el silbatazo inicial, Rafa Márquez se puso como contención, pero en cuanto el balón rodó las formaciones se rompieron.... Rafa pasó a la central, Layún al medio campo, Herrera jugó atrás de 9 y... cayó el gol de México.
Jugada de tres toques: Márquez mandó en largo cruzado a Guardado, quien con todo el tiempo del mundo controló y levantó la vista para centrar el balón que el uruguayo Pereira metió en su propia cabaña.
Los relevos entre Layún y Aquino por la derecha, entre Guardado y Corona por la izquierda, simplemente pusieron locos a los uruguayos que no sabían a quién marcar, ni cómo intentar desplegar su juego.
El lado “b” de la Garra Charrúa salió a relucir. Las patadas, los choques al cuerpo, fueron la forma para igualar las acciones.
Ante la desesperación charrúa, los mexicanos sacaron sus mejores recortes, no como adorno, sino como recurso para aproximarse poco a poco al área de Muslera. Herrera le quitó un remate de gol a Hernández y segundos después, Reyes hizo volar al portero sudamericano para evitar el segundo de México.
Fue un primer tiempo casi perfecto y para coronarlo al final de éste, Matías Vecino fue expulsado por haber agarrado durante los primeros 45 minutos a Jesús Manuel Corona como saco de boxeo. Mejor panorama para el Tri, imposible.
La noche se le vino encima a México. Guardado se fue expulsado por segunda amarilla y apenas salió el zurdo de la cancha, el panorama cambió y Diego Godín se lanzó como “kamikaze” por el balón, el cual conectó para dejar sin oportunidad a Talavera
Hasta que cerca del final, ya con el Tri desbocado apareció el símbolo, el capitán, quien tomó una bola suelta en el área para mandar un riflazo al fondo de la portería. Los uruguayos reclamaron como siempre. Siguieron reclamando hasta que cayó el tercero de México, obra de Héctor Herrera.