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De los 23 jugadores convocados a la Selección Nacional para esta Copa América, hay dos en lo particular que salen al mundo futbolístico internacional.
Son los “bebés” del Tri: Jurgen Damm e Hirving Lozano, quienes vivirán su primera experiencia con la “Mayor”, porque es aquí donde “los niños se hacen hombres”, ya que no tienen miedo del estilo más que rudo de los sudamericanos.
Damm, nacido hace 23 años en Veracruz, con apenas tres juegos en el Tricolor y un gol, vive su primera experiencia internacional de este nivel, al igual que Lozano, de apenas 20 y que ya se estrenó como “goleador” en el grupo.
Cuando ellos nacían, Rafael Márquez andaba en las canchas profesionales. Ahora, al codearse con él y otras figuras, les permite sacar la casta. La van a necesitar.
“Sabemos lo que nos espera”, dice Damm, siempre con sonrisa abierta. “Los que jugamos de extremo estamos expuestos a eso, a que nos quieran parar de cualquier forma y los sudamericanos tienen ese estilo rudo, fuerte, pero también es parte del futbol. Lo de nosotros es ser inteligentes y jugar sin miedo, como el profe nos pide”.
“Hay mucho que aprender y el estilo de juego del rival es parte de ese aprendizaje, estamos preparados”, comenta Lozano, cuya seriedad le hace ver de más edad.
Ambos saben que este torneo puede ser importantísimo para su proyección. “Claro, para mi carrera es vital esta Copa, por eso quiero agradecer al profe el haberme escogido. Lo que sigue es ganarme un lugar”, menciona Damm. El ‘Chucky’, sin tanto entusiasmo, tiene el mismo pensamiento.
En 1992, cuando en Tuxpan, Veracruz nacía Jurgen Damm, México se preparaba para disputar su primera Copa América. En 1995, cuando el ‘Chucky’ vio la luz en la ciudad de México, el Tri caía en penaltis en su segunda participación continental ante Estados Unidos, allá en Uruguay.
Hoy, en el Centenario del evento, ambos están presentes, con la historia sobre sus espaldas y sin miedo a enfrentarse a ella, y a las patadas sudamericanas.