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edgar.luna@eluniversal.com.mx
Santa Clara.— La pelota iba en dirección de gol. El portero estaba vencido y el delantero en el suelo luego de proyectar el balón a portería. Todos festejaban, menos Alejandro, Alex, para los cuates, Alex Villa para quienes no lo conocen.
Nacido en Jojutla, Morelos, hace ya muchos ayeres, tuvo al futbol como su pasión y forma de vida, así que al momento de decidir irse “pal, otro lado”, lo que más le dolió, además de su familia, fue dejar su equipo, el Atlético de Jojutla, el “mejor del municipio”.
Como todos los paisanos que buscan vida lejos del hogar, Alex la sufrió… “Le pagué al pollero todos mis ahorros, y nos dejó en el monte, abandonados… Caminamos mucho, hasta que encontramos con los familiares de uno que venía, uno que ya ni sé dónde está”. Y así acabó en San José.
Poco a poco comenzó a rehacer su vida. Primero encontró trabajo como “pizcador”, después “me hice pintor, ya tengo una empresa que es legal, tengo a 20 [hombres] conmigo”, en su mayoría de Jojutla.
Encontró el amor en una paisana, de Jojutla, se casó con ella y tuvo una hija, la traviesa Sandra, pero algo le faltaba, a pesar de tener estabilidad, dinero y trabajo… Su equipo de futbol. Así que averiguó dónde había una liga local y prácticamente obligó a todos sus empleados a jugar. Algunos no sabían ni patear la pelota, “otros nunca habían jugado futbol en su vida, pero ahí están, van cada sábado a echar su partidito”.
Ya estaban el equipo, el uniforme, estaba inscrito en la Liga… Sólo faltaba el nombre: “Atlético Jojutla”.
Se ha hecho tradición que cada sábado todos los empleados de Pinturas Villa vayan a jugar a la Liga de la Naranja, y don Alex, como capitán y defensa central, nunca deja de luchar. Por eso, en el minuto 90, con el portero vencido y el balón a punto de cruzar la línea de gol, no dudó en barrerse para evitarlo. Lo logró, pero el tobillo quedó trabado en la tierra. ¡Crack!, escuchó. Sufrió una luxación.
El Atlético ganó 2-1 gracias a la acción del “Káiser de la brocha gorda” y como recompensa su esposa y Sandrita lo trajeron al México-Chile. Ahí don Alex, en silla de ruedas, orgulloso del juego que dio, del gol que salvó y dispuesto a disfrutar de su pasión, esa que dejó en Jojutla, pero que transportó a San José.