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Foxborough.— Había mucho sufrimiento en los minutos finales. Estados Unidos buscaba romper todos los balones y Ecuador encontrar uno que obligara a los penaltis.
El alivió llegó cuando el silbatazo final se escuchó. Jürgen Klinsmann, técnico del cuadro de las barras y las estrellas, sonrió ya sin nerviosismo, porque su equipo conservó la ventaja de 2-1 para avanzar a las semifinales de la Copa América.
El cuadro anfitrión del torneo encontró la manera de padecer. Los goles marcados por Clint Dempsey (22’) y Gyasi Zardes (65’) parecía que encaminaban a Estados Unidos hacia una eliminatoria sencilla.
Pero este torneo, de esencia sudamericano, suele ser áspero, porque los combinados del cono sur del continente nunca se dejan morir con facilidad. Son guerreros que gustan de ser fieros.
Con esos argumentos, Michael Arroyo encontró el descuento (74’). Entonces sí, los ecuatorianos se envalentonaron, quisieron agigantarse en el terreno de juego. Poco a poco fueron dominadores del encuentro e inclinaron la cancha. Estados Unidos estaba desconcertado. No volvió a crear más opciones ofensivas. Se dedicó a destruir. Su apuesta le salió. Venció y está a la espera de Argentina o Venezuela.