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daniel.blumrosen@eluniversal.com.mx
Monterrey.— Su equipo disputa ese partido al que todos anhelan llegar, pero existe algo que les impide sonreír plenamente, más allá del resultado. Final ensombrecida por la desaparición del atacante Alan Pulido, quien se hizo futbolista en el otro equipo neoleonés. Es lo de menos para un pueblo al que no suele incomodarle hermanarse con su rival más enconado si la ocasión lo amerita.
La consternación se multiplica en las gradas del moderno estadio BBVA Bancomer, que se estrena como finalista a menos de un año de su inauguración. El puñado de simpatizantes hidalguenses, camuflados gracias a los similares modelos y colores de las camisetas que ambos clubes utilizan como locales, también lamenta lo sucedido con el hoy jugador en el Olympiacos de Grecia. Incluso, hay quien le muestra respaldo con frases escritas en camisetas.
“Es muy triste lo que sucedió. Lamentablemente pasa todos los días en el país, pero sorprende mucho más porque es alguien conocido”, considera Antonio González, quien es abonado de los Rayados “desde hace cinco años. No puedo faltar a alguno de sus partidos, porque son una de mis principales motivaciones en la vida”.
No todos piensan lo mismo. Eso es lo que permite a algunos seguidores de los Tuzos colarse a un inmueble que suele ser exclusivo para la afición local. Eso sí, en el mejor de los casos, deben desembolsar 4 mil pesos para presenciar el duelo en el que el club al que aman intenta coronarse en la Liga por sexta ocasión.
La tristeza por Pulido se apaga pausadamente mientras llega el inicio de la finalísima. Entonces sí, los corazones se aceleran y la sangre hierve a causa de lo sucedido en el húmedo césped. La lluvia tampoco se pierde la definición del Clausura 2016. Aparece justo antes del silbatazo inicial de Fernando Guerrero.
Algunas lágrimas recorren las mejillas norteñas con el espectacular mosaico albiazul que recibe al Monterrey. Es acompañado por el enorme hashtag ‘#EnCasaJugamos12’. Enésimo motivo para que Antonio Mohamed y sus futbolistas se conmuevan.
Todo empezó al enterarse de lo acontecido a Pulido, quien tiene a varios amigos en el plantel rayado. Después, hallaron mensajes de motivación en la parte interior de las ventanas del autobús que los trasladó del hotel en el que se concentraron al estadio. Todos fueron escritos por sus padres, esposas o hijos.
Pero la mayor sorpresa está en su camerino, donde hay globos, más frases de apoyo y algunos objetos que, deducen, pueden provocar que cada jugador dé el extra. El sollozo más fuerte es de Aldo de Nigris, al encontrarse una fotografía de su fallecido hermano Antonio.
Es la fuerza interior que provoca una final ensombrecida por la tragedia. Lo sucedido a aquel chico tamaulipeco formado en los Tigres.