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Su barba y bigote dejan ver unas cuantas de las canas evitadas por la eterna calva que le distingue, pero lo que realmente irradia Óscar Pérez es esa alegría que le genera participar en una Liguilla, por más que sea un hábito para él.

Con 43 años de edad y casi 23 en la hoy llamada Liga MX, el ‘Conejo’ admite que disputar esa etapa en la que muchos futbolistas se congelan, debido a la presión y responsabilidad, todavía le llena de dicha.

No es que se lo tome a la ligera. Está consciente de la responsabilidad que significa estar en una semifinal, mas tampoco olvida que el futbol es un juego... Y la pasa bien sobre el lienzo verde.

“Claro que disfruto la Liguilla”, comparte el experimentado arquero del Pachuca. “Bueno, gozo lo que se puede, porque es una gran responsabilidad estar ahí, cuidando la portería de un gran equipo, como lo es Pachuca, y [me siento] contento de seguir en esta semifinal. Ahora, a buscar ganar el domingo”.

El de antenoche en el estadio León, por la ida de las semifinales, fue su partido número 71 en fases finales. Ha estado 21 veces en la ‘Fiesta Grande’, pero el carismático guardameta aún entra al campo dispuesto a aprender y con el deseo intacto de dar la vuelta olímpica. Sólo lo ha hecho una vez, hace casi dos décadas (Invierno 1997), con Cruz Azul. “No me las sé de todas, todas. Siempre hay cosas que te sorprenden, aprendes, así es que hay que estar preparado”, revira. “Me encantaría volver a ser campeón. Sólo me ha tocado una vez y sería muy bonito que fuera aquí”.

Porque ha aprendido a querer a los Tuzos. Por sus venas corre sangre celeste, pero el meta titular en las Copas del Mundo Corea del Sur-Japón 2002 y Sudáfrica 2010 jamás olvidará que el club hidalguense confió en él cuando parecía acercarse al colofón de su carrera. Es más, tiene firmado ya otro año.

“Todos traemos muchos deseos de hacer bien las cosas y estoy completamente seguro de que las circunstancias van a cambiar en Pachuca”, presume. “Todos están ahí, metidos con el equipo. Andamos bien conectados. Estoy contento por ayudar al equipo, pero no satisfecho, porque no anduvimos bien”, comparte el ‘Conejo’.

Él fue de los pocos que se salvó. Algunas de sus intervenciones evitaron que La Fiera sacara ventaja en su campo. Los lances a disparos de Luis Montes y Germán Cano confirmaron su buen momento, pero Óscar sabe bien que el final ya no se ve tan lejano, por lo que la Selección Nacional es un sueño enterrado desde hace varios años.

“No [me veo convocado en el futuro]. Es muy complicado”, ataja. “La competencia está bastante fuerte y sólo me encuentro contento de estar acá. Quiero seguir entregando buenas cuentas y ya veremos qué pasa después”.

Lo único que ocupa su mente es resolver la eliminatoria frente a los ‘hermanos menores’ guanajuatenses, alcanzar la final, cumplir el sueño de ser monarca.

“[El 1-1 de la ida] fue un buen resultado, por como se presentó el partido”, confiesa. “No jugamos bien, no tuvimos esa dinámica que mostramos en otros juegos y León es un equipo que nos complicó mucho. Hay que retomar lo que veníamos haciendo. Qué bueno que acabó así el partido y ahora a pensar en recuperarnos bien para hacer un gran juego en Pachuca”.

El primer paso, desde su perspectiva, será recuperar la lucidez que los dirigidos por Diego Alonso mostraron durante toda la fase regular del Clausura 2016. Honesto, admite que los Tuzos deben volver a mostrar “la intensidad, la dinámica que tiene el equipo. No estuvimos muy finos, la perdimos muchas veces, ellos se hicieron fuertes”.

Día en el que volverá a disfrutar, porque —con 43 años de edad— el ‘Conejo’ todavía goza estar en la Liguilla. A final de cuentas, el futbol es sólo un juego.

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