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El Clásico fue del América. Triunfo por 2-1 que deja fuera del torneo al Guadalajara al odiado rival que había hecho demasiado para lo que de él se esperaba. Un penalti fallado por Carlos Peña enterró a las Chivas, pues de eso no pudieron levantarse en cambio las Águilas se recuperaron de un mal inicio para reforzar aún más el proyecto Ambriz que por segundo torneo consecutivo mete a los capitalinos en semifinales.
VERTIGO
La manera en que Guadalajara comenzó el juego fue impresionante. El vértigo que le dio al juego simplemente mareó al América que se dio cuenta que el Clásico había comenzado cuando Hugo González recogió el balón del fondo de su portería después del tiro de Orbelín Pineda.
Era apenas el minuto 8 del juego y con la ventaja a Chivas le salió lo tomó rato. Simplemente Guadalajara pensó que lo mejor era cambiar de cara, la careta de valiente la dejó en el suelo y se puso la de víctima. América al oler el miedo del rival se fue a la carga. Con Osvaldo Martínez como comandante aprovechó el espacio que le regaló el Guadalajara. Comenzó a generar tanto por el centro como por las bandas y por la izquierda entró Darwin Quintero al área para ser derribado por Sánchez. Claro penalti que Osvaldito volvió gol con un riflazo.
Chivas bipolar como llegó al Azteca volvió a a sacar su lado osado. Carlos Peña e Isaac Brizuela comenzaron a conectarse y el Conejito llegó hasta las barbas de Hugo González quien tuvo que derribarlo para que se marcara otro penalti.
El Gullit se paró frente al balón, dejando de lado al historico Omar Bravo presente en la cancha... Peña no se vio seguro, no se enfiló de forma sólida. Con sus movimientos Hugo González lo puso nervioso, tanto que mandó el balón al poste desperdiciando la gran oportunidad.
En ese momento Guadalajara a pesar de ir ganando por el gol de visita comenzó a actuar como derrotado. La impresión al medio tiempo es que la moral del chiverío estaba por los suelos.
Para el segundo tiempo, Guadalajara comenzó a entender que la tenencia de la pelota era lo que le convenía. Tocar y moverse, atraer al América.
El plan daba resultados hasta que vino el error. Se perdió un balón en media cancha, Goltz proyectó a Darwin quien recordó sus años en Torreón porque sólo mandó el balón al centro donde se encontraba su eterno compañero Oribe Peralta que no lo hizo quedar mal.
Guadalajara salió con el orgullo maltrecho y en piernas vacilantes. Ambriz comenzó a mover sus piezas para cerrar el juego y aprovechar los espacios. Almeyda desde algún lugar del Azteca metía a la Chofis en busca del milagro, porque más allá del novato maravilla, Chivas no tiene más parque.
Poco o nada generó Chivas que dejó el alma en la cancha, pero no sólo de buenas intenciones está hecho el triunfo. La nación americanista gozó como nunca un triunfo en Liguilla, en el año del centenario echar a las Chivas en Liguilla eleva al éxtasis.
hgm