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Un gol de Mikel Oyarzabal en el cuarto minuto de prolongación dio la victoria a la Real Sociedad en un partido discreto por parte de ambos equipos, que parecía abocado a acabar con un triste empate, pero que se resolvió en una melé tras la que no dio tiempo ni a que se realizara el saque de centro.
El único encuentro adelantado al viernes de la última jornada de la Liga, en el que ninguno de los contendientes se jugaba nada -lejos de los puestos europeos y del descenso-, apenas ofreció algo interesante.
El Valencia, que no hizo méritos, despidió con esta derrota una de las campañas más aciagas de su historia aunque el castigo en este encuentro fue excesivo.
La Real Sociedad, que mejoró mucho tras la entrada del portugués Bruma, jugó el segundo tiempo en el campo del rival y encontró premio en el último suspiro.
La primera parte estuvo muy nivelada entre dos equipos que se repartieron el control del juego y que coincidieron en su falta de pegada pues apenas crearon ocasiones en la inmediaciones de la meta rival.
Las posesiones de balón fueron siempre largas por parte de uno y otro equipo, pero morían al borde del área por la falta de profundidad de uno y otro conjunto.
En ese escenario, la Real se sentía un poco más cómodo y sus futbolistas se mostraban un poco más desenvueltos que los jugadores locales que en algunos momentos recibieron críticas del poco público que acudió a Mestalla aunque más por la discreción de la temporada que e por el fútbol desplegado ante el conjunto vasco.
Con tan poco argumentos ofensivos para uno y otro equipo , las defensas imponían su ley, en el caso del Valencia al mantener alejados a los atacantes del equipo donostiarra y en el del Valencia al no encontrar estos el hueco en las penetraciones de Mina por la derecha y Piatti por la izquierda.
Precisamente con la lesión del argentino Pablo Piatti, sustituido por el debutante Sito cerca del descanso, y con un remate del brasileño Santos a la salida de un córner en la última acción del primer periodo que rozó el poste izquierdo de la meta del también argentino Gero Rulli,
Poco cambió la dinámica del choque en los compases iniciales de la segunda mitad, ya que ninguno de los dos equipos se fue decididamente a por la victoria, en el caso de la Real Sociedad porque la igualada parecía no incomodarle y en el del Valencia porque no mostraba argumentos para poder desnivelar el marcador.
En ese escenario, el partido apenas ofrecía juego y el poco que se mostraba siempre se desarrollaba muy lejos de las porterías. Aburrimiento.
A medida que el encuentro avanzaba hacia el final, se empezó a jugar cada vez en el campo del Valencia, ya que el equipo vasco consiguió dominar territorialmente el juego aunque le faltó precisión en sus ataques.
Enfrente, el Valencia se mostraba no solo completamente incapaz de aproximarse a la meta de Rulli, sino incluso de tener la pelota para hilvanar alguna acción mínimamente creativa en el centro del campo.
Solo una acción aislada del portugués Nuno Gomes y Santi Mina llevó cierto peligro a la meta visitante (m.74), pero el remate de este último no encontró portería ante la salida del meta argentino, mientras que poco después fue el meta local el que desvió con apuros un balón de Bruma que había rebotado en un defensa (m.79).
En los minutos finales, la Real dio entrada al brasileño Jonathas y el Valencia a Álvaro Negredo con el objetivo de tener más presencia en el área rival poco antes de que Bruma, en un lanzamiento de falta, obligara a Jaume Doménech a rechazar el balón a córner. A continuación un cabezazo de Negredo salió desviado.
El encuentro ofreció en sus instantes finales la emoción que no había mostrado en los primeros 85, incluido el gol de Oyarzábal en la última jugada.