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daniel.blumrosen@eluniversal.com.mx
Casi ninguno cambió el número de su móvil, todos se las han ingeniado para estar localizables, pero los directores técnicos actualmente desempleados y sus respectivos agentes recibieron pocas llamadas durante el semestre, algo inusual para una Liga adicta a ese carrusel del que varios entrenadores solían subir y bajar constantemente.
A cuatro fechas de que termine la fase regular del Clausura 2016, sólo dos clubes han cambiado de estratega: el León (hoy dirigido por Luis Fernando Tena) y los Dorados de Sinaloa (actualmente bajo las órdenes de José Guadalupe Cruz), aunque los Panzas Verdes lo hicieron por la oferta que los altos mandos del futbol chileno hicieron a Juan Antonio Pizzi para hacerse cargo de su selección. En realidad, sólo el colombiano Luis Fernando Suárez ha sido cesado, con el equipo culichi.
Si no se da otro cambio, el actual certamen igualará al Clausura 2007 y al Bicentenario 2010 como los que han tenido menos sustituciones de estrategas, en la historia de los campeonatos a una vuelta (39 ediciones previas). La media es de 6.2 por semestre.
Una inusual paciencia directiva, combinada con el deseo de no gastar en elevados finiquitos, podría ser la causa del nuevo ‘modus operandi’ de las instituciones pertenecientes a la hoy llamada Liga MX.
“Son apuestas para un periodo largo, además de que los directores técnicos se protegen más y están contratados de una mejor manera”, desmenuza José Luis Sánchez Solá, quien ha entrenado al Puebla, los Estudiantes-Tecos y el Veracruz, dentro de la Primera División. “Las rescisiones de contrato son grandes y, al hacer desembolsos de esa magnitud —porque todos los equipos lo hicieron al contratar jugadores—, se quieren esperar al final. Ahora, cuando acabe el torneo, nueve (conjuntos) van a ganar y nueve van a perder... Eso es indiscutible en cualquier certamen del mundo”.
El tema es el precio pagado, de acuerdo a lo que se estipule en cada vínculo. Como en cualquier relación laboral, los timoneles deben recibir un finiquito si su proceso es cortado, pero algunos se protegen más que otros, lo que genera cierta prudencia en los altos mandos de los equipos.
“Sí tiene que ver, cómo no, porque hay directores técnicos que los contratan por un año y otros por tres, así es que si son tres, tendrían que pagárselos todos, si es que se firmó un contrato de esa naturaleza”, recuerda Rafael Lebrija, ex directivo del Toluca, el Guadalajara y el Atlas. “Tiene que ver mucho el aspecto económico en lo que se refiere a la contratación de directores técnicos. Tal vez por esa razón no quieran despedirlos. Están esperando a que termine este torneo.
“Claro que se blindan, pero ¿qué quieres por no pagar una cláusula o no llegar a un acuerdo? ¿que tu equipo siga perdiendo?”, cuestiona José Antonio García, quien fuera propietario del Atlante. “Se supone que hay una máxima: con tres partidos seguidos [perdidos], lo debes correr. Bueno, a la cuarta, a la quinta, a la sexta. Ya cuando estás en el descenso, para qué lo despides”.
Aunque hay quien está en desacuerdo con esa regla no escrita. Pese a que las opciones de trabajo se han reducido, algunos técnicos que hoy no tienen equipo aplauden la frialdad en el escritorio, porque —según consideran— cualquier estratega merece al menos un certamen corto de crédito.
“Es lo ideal. Por lo menos, un torneo tienen que evaluar y dejar trabajar al director técnico... Es lo más lógico”, afirma Rubén Omar Romano, quien ha estado al frente de 10 clubes mexicanos. “Normalmente, cuando se tiene que sacar a un entrenador, deben evaluarse muchas cosas, no solamente el resultado, sino la forma de jugar, cómo está el grupo. A veces se toman decisiones por eso, pero hoy se está siendo coherente en cuanto a aguantar más y respetar el trabajo de un director técnico”.
El mejor ejemplo es el Guadalajara. Si se toma en cuenta el cierre del Apertura 2015, Matías Almeyda sumó nueve partidos de Liga sin triunfo (seis empates y tres derrotas), pero no se dio cambio de timón, más allá de la presión externa. Hoy, recibe loas, está salvado matemáticamente y ubicado en zona de Liguilla.
“Si lo mides por resultados, no hay nada más que ver el corte de caja del lunes. Si lo ves por futbol, te vas al lado de Chivas, que no ganaban hasta la fecha nueve y luego hacen un magnífico partido contra Monterrey, y uno mejor después [ante los Pumas], pero su futbol no era malo. Era el equipo que más veces llegaba al área”, afirma el ‘Chelís’. “Si lo ves por ejecución de futbol, no hay tiempo, mientras tú vayas prosperando en ese futbol, que sea mejor. Después del resultado, hay otras mil cosas que juzgar. Eso es por el lado del directivo.
“Por el entrenador, sin caer en ser ‘chambista’, cuando veas que estás encartado: por más ideas que saques, planes, maneras de entrenar diferentes y mejores alineaciones, si tu equipo no responde, o cuando el futbolista ya no te haga caso, te tienes que hacer a un lado. Imagínate a equipos en los que no le hacen caso al entrenador... No me voy por el resultado, sino de qué manera el equipo va avanzando”.
“Lo más importante para tener éxito es continuidad con la gente que elija uno”, respalda Lebrija. “Si se escoge a un director técnico, tiene que conservarlo —mínimo— un torneo y darle la oportunidad de otro para ver si es el correcto o no”.