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Los cuatro llamados ‘grandes’ del futbol mexicano han comenzado el torneo de forma lenta, tanto que en algunas esferas, ya piden las cabezas de sus técnicos, sobre todo porque desde el torneo anterior, las cuentas entregadas no fueron las mejores y borrar el pasado es casi imposible.
En América, aunque llegó a semifinales en el Apertura 2015, es una constante pedir la cabeza de Ignacio Ambriz. Hoy, aunque ha ganado cuatro de los nueve puntos disputados, tiene como principal mal, el no poder mostrarse con poderío en el Estadio Azteca, lo que arrastra del campeonato anterior. La directiva lo ha ratificado, pero semana a semana, la presión crece.
En Guadalajara, la situación de Matías Almeyda es angustiante, a pesar de estar en los albores de la competencia. No ha ganado en la Liga y juntando los partidos del torneo pasado, sólo ha gritado un triunfo en los últimos nueve juegos de Liga, además de la presión del descenso, del cual, aún no se ha salvado.
Cruz Azul tampoco la tiene fácil. Tomás Boy acumula sólo dos puntos, dos empates en tres juegos, demasiado poco para un equipo que arrastra tres torneos sin calificar. La crisis cementera no es del campeonato pasado; lleva ya 18 años sin dar un verdadero golpe.
Pumas es quizá el más relajado. El haber sido reciente finalista le da crédito a Memo Vázquez, su técnico, pero la confianza “mató el gato”, un exceso de ésta bien podría poner en peligro el proyecto.
Ya urge. Para Fernando Quirarte, campeón como jugador del Guadalajara en la campaña 1986-87 y ex técnico del Rebaño, “ya urgen” los resultados positivos. “Hay una gran directiva, cuerpo técnico y jugadores, sólo es cuestión de tiempo”.
Pero el tiempo en un equipo como Chivas, “lo sé, es poco. Urge que lleguen los triunfos. En Guadalajara, la paciencia es poca, porque su afición está acostumbrada a estar en lo más alto, pero van por el camino correcto”.
Siempre exigencia. Es verdad, para que los proyectos caminen, es importante tener paciencia, “pero a los históricos siempre se les debe exigir”, opina Héctor Adomaitis.
El ´Ruso’, campeón con Cruz Azul en el Invierno de 1997, reconoce que en La Máquina “es difícil aguantar después de tanto tiempo sin títulos, pero los resultados llegan si se hacen las cosas bien, sin demasiada prisa”, comenta.
Acostumbrado. En tanto que en el Nido de las Águilas, Ignacio Ambriz ya está acostumbrado a que cada semana “digan que me puedo ir del equipo. Después de una jornada, soy el mejor, a la siguiente dicen que no merezco estar aquí. Yo sigo trabajando, y mientras no me digan otra cosa, seré el técnico del América”, dijo al término del juego en el que su equipo perdió por goleada ante los Tuzos del Pachuca.
Y es que, cuando se dirige a uno de los llamados “grandes”, la paciencia es lo que menos existe. Hay obligación, la de ganar, gustar y hasta golear, y todo debe de ser rápido, porque si no, la guillotina siempre está afilada y a la espera.