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De tres, tres. Pasoperfecto el de los Rayados de Monterrey en el torneo, tres victorias en tres intentos por conseguirla, mostrando un futbol frío y calculador, quizá no el más espectacular, pero sí efectivo.
Victoria de 1-0 sobre el Atlas, que sigue siendo un equipo sin pies ni cabeza. Fácilmente pierde el orden y difícilmente se recupera de un golpe, golpe seco como el que dieron los regios, obra de Carlos Sánchez, a servicio de Funes Mori, recordando los viejos buenos tiempos, cuando ambos compartían cancha en las reservas de River Plate.
El gol fue consecuencia del buen juego de Monterrey durante gran parte de la primera mitad. Si antes de la anotación los atlistas no existían, después de ésta se escondieron aún más y si el marcador no se hizo escandaloso fue porque los dirigidos por Antonio Mohamed pecaron de soberbia, dejando vivir a un rival que no daba señales de vida.
Hasta la segunda parte, con un Rayados apenas encendido, Atlas quiso reaccionar. Franco Arizala, Alfonso González y Gonzalo Bergessio se pararon frente al reaparecido Jonathan Orozco, quien resolvió con contundencia todo lo que le ofrecieron los atacantes de los rojinegros.
Con el correr del tiempo, más que anguastiarse los locales por la presión visitante, lo que en verdad preocupaba es que ninguno de los dos equipos iban por más. Rayados se conformó con los buenos minutos que tuvo en el primer tiempo y los Atlistas se dieron cuenta de que su nivel no daba para más, que la inclusión del nuevo técnico no dará resultados inmediatos y que el intento de resurgir de las cenizas, tardará más de lo planteado.
Las luces del nuevo estadio de Monterrey se apagaron satisfechos del trabajo visto. El equipo ganó, va con paso perfecto y el inmueble sigue invicto, sin ver a sus Rayados perder.