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Partido de intensa rivalidad, dentro y fuera de la cancha, que bien podría ser simple aperitivo de un suculento banquete programado para degustarse en plena Nochebuena.

Esta tarde, el América recibe a los líderes Pumas con el objetivo de sumar unidades para intentar mejorar su posición en la tabla, pero —a decir de un emblemático ex futbolista en ambos clubes— los asistentes al Estadio Azteca podrían ver un simulacro demasiado real de la serie por el título en el Apertura 2015.

“Siempre es la idea de los dos equipos: jugar la final”, sentencia Enrique Borja, quien militó con los universitarios de 1964 a 1969, año en el que fue traspasado a las Águilas, con las que se desempeñó hasta 1977. “En el caso de América, Chivas es su rival en el Clásico de clásicos y ahora ya no está [con posibilidades de clasificar a la Liguilla], por lo que el segundo clásico es con Pumas y lógicamente sí se puede dar [en la final], sobre todo si se meten como primero y segundo”.

Para lo que resulta indispensable que los dirigidos de Ignacio Ambriz se impongan. La ecuación debe completarse con empates o derrotas del Toluca y los Tigres.

Su llegada a los azulcrema, en 1969, fue uno de los puntos de inflexión en esta rivalidad que —presume— no conoce de momentos futbolísticos o presentes numéricos. Más allá de que el resultado no modificará la posición de los universitarios, asegura que no entregarán el juego, debido a la relevancia que tiene para ellos y su pueblo.

“Toda la gente de Pumas quiere ganarle al América y viceversa”, recuerda Borja, entrevistado vía telefónica. “Quisieran estar en la cancha con los jugadores para que éstos sintieran lo que experimenta la afición en ese tipo de partidos: el deseo de ganar que tiene”.

“Es en el momento en el que los futbolistas tienen que hacer sus aliadas a la presión y pasión. Son partidos en los que hay que jugar con mucha inteligencia, temperamento, agresividad —en el buen sentido de la palabra—, pero también con paciencia y tranquilidad, lo cual no quiere decir pasividad”.

Participó en la Primera División durante más de 12 años y sólo vistió las elásticas de los conjuntos que hoy se enfrentan en Santa Úrsula, por lo que sabe perfectamente cómo jugar estos duelos.

“Hay que ser inteligentes para aprovechar todas las oportunidades que haya, saberse calmar cuando las entradas son fuertes, tratar de estar bien mental y físicamente, porque hay muchísimas cosas alrededor que, varias veces, cuentan en los jugadores y debes tener la calma necesaria... La cabeza fría y los pies calientes”, aconseja.

Esas cualidades se hacen todavía más indispensables en un encuentro que significará el preludio de la fase final. Es cierto que el América buscará mejorar ese cuarto lugar en el que llegó a la jornada 17, pero es vital no perder a hombres clave en este momento.

Los dirigidos por Guillermo Vázquez podrían lucir favoritos, ya que tienen siete unidades de ventaja sobre su adversario más enconado (34 por 27), pero Borja se resiste a colocarles la etiqueta.

“Si es por los resultados, los Pumas son el equipo que está arriba. Ya están clasificados y en primer lugar, lo cual quiere decir que hicieron una muy buena temporada, pero en este tipo de juegos no cuenta en qué lugar vayas”, subraya. “Lo que importa es tener lo necesario para jugar en cualquiera de los dos equipos y querer ganar”.

Postura que, está convencido, también asumirán los auriazules en un partido que podría ser el adelanto de la final.

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