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hector.morales@eluniversal.com.mx
San Pedro Sula.— Parece una estatua, pero da señales de vida cuando mueve el arma larga que porta. Es intimidante. Está atento, alerta ante cualquier eventualidad que pueda poner en riesgo la llegada de México a Honduras, que termina por ser tersa.
El operativo es férreo, los efectivos de seguridad cuidan el mínimo detalle. Dejan que la prensa haga su labor, que algunos curiosos miren y los fans tricolores, que realizaron el viaje a la ciudad, griten arengas a favor de los suyos. En realidad hay muy poco que cuidar, pues al menos en los primeros pasos de los mexicanos en suelo hondureño hay más reporteros que aficionados en la búsqueda de intimidar al otrora ‘Gigante de la Concacaf’.
Un total de 52 policías (20 uniformados más dentro del hotel de concentración), ocho motocicletas y dos patrullas son las que protegen a los jugadores mexicanos. “Aquí hasta el aire que respiren va a tener que pedir una autorización para poder ingresar”, asegura Juan José Mata, subinspector de la Policía Nacional catracha.
“Nadie puede pasar, tenemos varios anillos de seguridad que se encargarán de cuidar a México. Lo de la serenata, nadie puede impedir el derecho al libre tránsito, siempre y cuando se mantengan afuera del territorio del hotel”, avisa.
El dispositivo de llegada del Tri incluye que el camión no se encuentre rotulado con los típicos colores del llamado “equipo de todos”. Parece uno más de las transitadas calles de San Pedro Sula y sólo es reconocido porque los vehículos policiacos anuncian que viene en camino.
En cuanto los encargados del orden ven que llega el autobús, el “gusano” adaptado para evitar que la gente arroje cosas a los pupilos de Juan Carlos Osorio comienza a funcionar. El caso es que no hay nadie dispuesto a ofeneder a los futbolistas mexicanos.
Es más, hasta un chico hondureño de nombre Francisco Rodríguez, de 18 años, busca deseseradamente que Javier Hernández le dé un autógrafo, porque “es el jugador que más admiro en todo el mundo”.
“Tengo sus playeras de los equipos donde ha jugado en Europa. Me compré la del Manchester United, la del Real Madrid y traigo puesta la que está usando ahora, que es la del Bayer Leverkusen”, expresa el joven.