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Marco Antonio Rodríguez, el famoso ‘Chiquimarco’, comienza a tomar fuerza para desplazar a Edgardo Codesal en la Comisión de Árbitros. Hay un grupo de silbantes jóvenes que ya no ven con tan buenos ojos al ‘doctor’, por lo que van por un cambio de fondo. Una de las principales virtudes que esos nazarenos miran en Rodríguez es que tiene la personalidad y el carácter para dar un giro positivo a la labor arbitral, que en los últimos años ha sido duramente criticada. ‘Chiquimarco’, por si fuera poco, goza de muy buena reputación en la FIFA y cuenta con los suficientes argumentos a nivel internacional como para tener autoridad moral para dirigir el área técnica de los silbantes. Nos dicen que es cuestión de tiempo para que releve a Codesal.
Sin temor a violencia hondureña
Las leyendas sobre el ambiente que le espera a México en San Pedro Sula son añejas y escandalosas, en cuanto a la violencia que pueden vivir los seleccionados nacionales de parte del público, pero eso no ha alertado a la comitiva del equipo mexicano que viajará mañana a la sede del juego contra Honduras.
El director deportivo del Tri, Santiago Baños, ha revelado que el conjunto irá a este compromiso con la seguridad de siempre: dos elementos que cuiden a los jugadores y cuerpo técnico adonde vayan, sobre todo en la cuestión de llegada del aeropuerto y a la hora del juego. México, inmediatamente después de que termine el partido, regresará en chárter, para romper concentración.
Aficionados vuelven a invadir
Pese a que los organizadores del Gran Premio de Brasil de Fórmula Uno habían garantizado que no se daría una invasión de aficionados a la pista de Interlagos de Sao Paulo, como se vivió en 2014, ayer de nueva cuenta sucedió.
Cientos de aficionados burlaron la seguridad en las bardas y brincaron a la pista para acercarse a los festejos del podio, en donde el piloto alemán Nico Rosberg (Mercedes) recibió el trofeo de vencedor. Eso sí, un cerco de policías más preparados les impidió llegar hasta donde se encontraba el personal de las escuderías vencedoras. Pese a estos incidentes, los organizadores de la carrera paulista insisten en no abrir los festejos al público, como sucedió en el Gran Premio de México, semanas atrás.