Tocado pero no hundido. Así afronta el presidente de la UEFA, Michel Platini, la recta final para oficializar su candidatura a la dirección de la FIFA.

Considerado favorito tras el anuncio de la retirada de Sepp Blatter, el impulso del francés se ha detenido en las últimas semanas, tras haber sido interrogado por la justicia suiza en el marco del cobro de 2 millones de francos suizos de la FIFA de dudosa justificación.

Platini ya no es el sucesor natural de Blatter y su candidatura, aunque mantiene el apoyo de Francia, Inglaterra y muchos otros países, ya no parece tan imbatible como hace unos meses.

El excapitán de la selección francesa mantiene importantes apoyos, pero otros, que parecían también ganados a su causa, se han ido enfriando en los últimos días.

Todo cambió cuando el fiscal suizo Michael Lauber le citó el pasado día 24 como "testigo que puede aportar informaciones" en la investigación del cobro de esos 2 millones de francos, 1,8 millones de euros.

Platini reconoció haberlos recibido de la FIFA en 2011 por trabajos de asesoramiento efectuados para Blatter entre 1999 y 2002.

Y es ahí donde la línea de defensa del exfutbolista pierde solidez.

El presidente de la UEFA no tiene ningún contrato que justifique ese pago y asegura que solo posee un acuerdo verbal con Blatter. En aquella época, el todopoderoso presidente de la FIFA se había ganado los favores de Platini, a quien impulsó poco después al frente de la UEFA. Desde entonces sus relaciones se han roto y ahora son declarados enemigos.

Platini asegura que tardó nueve años en cobrar ese dinero que Blatter le había prometido verbalmente "a causa de la situación financiera de la FIFA en aquel momento".

Pero la propia Federación Internacional presumía en 2003 de tener un excedente de beneficios de 115 millones de euros, lo que casa mal con el contexto del que habla el exconsejero de Blatter.

Además, Platini tenía un contrato firmado por su asesoramiento en esos años, por los que cobraba entre 300.000 y 500.000 francos suizos por año, lo que hace difícil de explicar que existiera otra retribución no escrita.

El pago de esos dos millones de francos suizos intervino pocos meses antes de la penúltima reelección de Blatter al frente de la FIFA, que tuvo lugar sin rival y tras una campaña en la que Platini acalló las críticas que había emitido meses antes contra el presidente saliente.

Todos estos elementos serán analizados por el Comité de Ética de la FIFA en las próximas semanas, antes de que el próximo día 26 se hagan oficiales todas las candidaturas para la presidencia del organismo.

Platini comparecerá ante ese Comité que tiene la reputación de estar directamente vinculado a Blatter, quien ha redactado sus estatutos y nombrado a sus miembros.

El todavía presidente de la FIFA puede seguir poniendo plomo en las alas de la candidatura de su antiguo aliado, en un momento en el que se multiplican las voces que dudan de su honestidad.

El presidente de la Bundesliga, Reinhardt Raubal, exigía la semana pasada a Platini "explicaciones creíbles" sobre el cobro de esa indemnización.

El exfutbolista Franz Beckenbauer, por su parte, mostró su apoyo al sudafricano Tokyo Sexwale al frente de la FIFA porque "simboliza la neutralidad y sería una buena solución".

A Platini le queda el apoyo de la Federación Inglesa, con la que mantiene muchos vínculos, pero la Escocesa también le ha pedido cuentas: "Hemos dado nuestro apoyo a Platini pero necesitamos más informaciones", indicó su presidente, Stewart Regan.

Desde España, si el presidente de la Federación, Ángel María Villar, parece aún detrás de Platini, el de la Liga de Fútbol Profesional, Javier Tebas, le considera una pieza del sistema montado por Blatter.

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