Destinos opuestos, luego de compartir la gloria. Giovani dos Santos y Heriberto Beltrán fueron parte de la historia del futbol mexicano al alzar el primer título Sub-17 para México en 2005, pero tienen presentes radicalmente distintos.

Hoy, Gio vivie como “rockstar” en Los Ángeles con un sueldo de 4.2 millones de dólares por temporada en el Galaxy y es un inamovible en los partidos importantes del Tri mayor (sin importar en la racha que se encuentre).

Beltrán está en la búsqueda de un equipo en el cual militar. “Mi representante está en eso, pero mientras, me enfoco en terminar mis estudios de preparatoria”, señala.

Lejos de los sueldos onerosos que perciben las estrellas de la MLS, Heriberto comparte que el sustento económico depende de sus ahorros y de lo que puede obtener por jugar en el Torneo de Barrios de Mexicali, donde radica.

“La verdad es poco [el sueldo]. Te están dando mil pesos por partido. Hay algunos que ganan 400 ó 500 dólares; puede ser también que entre 150 ó 250 dólares por partido. Depende de cuántos juegos tengas y tu cartel. Yo ahorita vivo de lo obtenido en años pasados y de algunos juegos. Actualmente vivo ahora sí que del ‘cochinito’”, abunda el canterano de los Tuzos.

Beltrán tiene algo en común con Dos Santos: ha peregrinado por varios equipos.

“Después del Mundial Sub-17 regresé al Pachuca. Seguí seis meses en Segunda División. Estuve un año entrenando en Primera, no pude debutar en la Liga, pero participé con Pachuca en Segunda División. Pasé por el Veracruz, Orizaba, Tampico, Murciélagos, hasta el último año que estuve con el Irapuato. En el Draft no pude conseguir nada, estoy a la espera”, enumera.

Heriberto señala que poder lucir con los Tuzos fue difícil por la serie de jugadores foráneos que le impideron mostrarse en el máximo circuito.

“En mi posición estaba Christian Giménez, Damián Álvarez, Andrés Chitiva, muchos extranjeros consolidados, de renombre”, lamenta. Héctor A. Morales

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