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Lejos de su mejor versión, que aún se espera, el Real Madrid, alentado por la inspiración de Marcelo, sacó adelante, plagado de bajas, la visita del Levante, que dejó patente que su adversario es aún un rival a medio hacer.
Después de los empates ante el Málaga y el Atlético de Madrid y las dudas generadas, la victoria ante el Levante era contemplada como necesaria. Sobre todo con lo que está por venir. El París Saint Germain el miércoles y el viaje a Vigo, para hacer frente al Celta, el sábado próximo.
Sin embargo, no hubo nada nuevo bajo el sol del Real Madrid que ofreció el mismo aspecto que antes del parón por los compromisos de las selecciones nacionales.
La pinta que delató el cuadro de Rafael Benítez fue similar al que ha mostrado desde el arranque. A pesar de las numerosas bajas, que afectan a todas las líneas, el cuadro blanco jugó a tirones. A veces plano y a veces a acelerones.
Le valió con eso ante el Levante. Un equipo centrado en empresas menores que tardó siete jornadas en sumar su primera y hasta ahora única victoria.
Aún así, el gentío del Santiago Bernabeu pudo asentar su confianza a Keylor Navas. El meta costarricense salvó de más de un apuro a su equipo. Resultó decisivo en un puñado de intervenciones. La primera a los cinco minutos, con un disparo de Roger a la que respondió con una buena mano. Acabó una vez más con su puerta a cero. Sigue imbatido en el Bernabeu el portero tico, que se desenvolvió a lo grande ante los que hace tiempo fueron sus compañeros.
El punta levantinista y el brasileño Deyverson dejaron en evidencia a la defensa de circunstancias que puso en escena Benítez. Con Nacho en el centro de la zaga y Danilon en el lateral. El brasileño fue el único alta en la enfermería blanca.
La zaga también contó con Marcelo. Aunque el lateral izquierdo fue más allá de las labores defensivas. De hecho, fue el que trajo a maltraer el espíritu defensivo del combinado de Lucas Alcaraz. Fue por ahí por donde el Real Madrid encontró sus soluciones.
El zurdo brasileño terminó con el atasco. Había aguantado el Levante casi media hora. Pero en tres minutos echó todo a perder. Primero con el gol de Marcelo. Robó el balón. Ejecutó una pared con Cristiano y batió a Rubén en la primera ocasión en la que un lanzamiento blanco fue entre los tres palos.
Ronaldo ya ejerció de nueve sin disimulo. El Bota de Oro se situó en el centro del ataque desde el principio. Se acomodó de ariete. En el lugar habitual del ahora lesionado Karim Benzema. Eso, curiosamente, no alteró la posición de Gareth Bale, instalado en la derecha aunque con libertad de movimiento. No acaba el galés de posicionarse en la izquierda. Donde siempre ha sobresalido. Un espacio al parecer privado para el once blanco. Puede que para no dar lugar a debate alguno.
Cristiano marcó en el 30. Culminó una contra local. Recibió el balón del alemán Toni Kroos y desde fuera del área superó a Rubén. Un minuto antes el Levante pudo haber logrado el empate. Pero Navas efectuó la parada de la tarde después de un cabezazo de Deyverson.
La segunda mitad arrancó sin Gareth Bale, que se quedó en la caseta en lugar de Lucas Vázquez y con el cuadro visitante guiado por la misma estrategia.
Buscó hacer daño Alcaraz con la entrada desde el banquillo de Ghilas y después Lerma. El partido se quedó sin centro del campo. Con llegadas al área de ambos y la amenaza de un marcador más ancho. No suele gustar a Benítez que el rival tenga tantas llegadas ni su meta mucho protagonismo. Y Navas lo tuvo.
El tramo final lo acaparó la presencia de Jesé Rodríguez. El canterano, abocado de nuevo a la suplencia a pesar de las bajas, apareció en la segunda parte para sustituir a Isco. Buscó su momento y lo encontró con una acción individual que acabó en gol, que acomodó la victoria blanca y que nutrió su propia autoestima.