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daniel.blumrosen@eluniversal.com.mx
Medirse con el equipo que terminó por proyectarlo hacia el Cruz Azul no es el único motivo que hará especial, para Sergio Bueno, el duelo de mañana frente a los Jaguares de Chiapas. Su rival de estrategia será ese hombre del que se considera alumno.
El director técnico de La Máquina admite la influencia que Ricardo Antonio La Volpe tuvo en él, mas acota que la ‘escuela’ de la que egresó también tiene que ver con un club de colores azul y grana.
Se reconoce ‘lavolpista’ y atlantista.
“Eso se dice de siempre [que es discípulo del ‘Bigotón’]. Tampoco me desagrada en lo absoluto. Ricardo es un referente de este futbol mexicano”, asegura el timonel, en charla con EL UNIVERSAL. “Al igual que otros entrenadores, como [Víctor Manuel] Vucetich y Manolo Lapuente, para que nadie se sienta, marcó una pauta distinta a como se trabajaba anteriormente”.
“Me tocó vivir este cambio generacional de entrenadores de la vieja guardia con los nuevos, aunque La Volpe, Manolo Lapuente, ya no tienen nada de nuevos, pero me refiero a aquellas épocas en las que jugaba, inicios de los 80, cuando todavía existían Juan Ricardo Fazio, el ‘Gallo’ Jáuregui, Nacho Trelles, Raúl Cárdenas, [José Antonio] Roca... Entrenadores muy exitosos, pero después le dieron paso a generaciones en las que aparecen Ricardo La Volpe y Manolo Lapuente”.
Cuyas filosofías son antagonistas. Bueno se identifica con la del argentino, a quien tuvo como director técnico en los Potros de Hierro.
“Posteriormente, aparecen los alumnos de estas dos escuelas. Raúl Arias, el ‘Flaco’ Tena, Alfredo Tena, el ‘Yayo’ de la Torre [con Lapuente], y por este lado empezamos a estar muchos ex jugadores que fuimos dirigidos por Ricardo, los cuales coincidimos en el Atlante”, rememora. “Por un lado, Ricardo habla de que todos son sus alumnos, pero aparece Toño García [ex directivo azulgrana] y dice que es una escuela atlantista, en la que nos dio la oportunidad de ser entrenadores. Que tuvo buen ojo, clínico, el que se necesita para escoger jugadores de buen nivel y que el día de mañana puedan ser opción para convertirse en entrenadores”.
“Cada uno tiene su cuota de verdad y esto se vuelve hasta divertido. Siempre habrá que agradecer a la gente que confía en ti para que puedas emprender un proyecto diferente dentro de tu vida futbolística”.
A la que le hace falta un título. El colimense está convencido de que puede lograrlo con los Cementeros.
“Haber sido dirigido por él [infuyó en su estilo] y saber que, en todo momento, tenía como premisa fundamental hacer daño, proponer, empezar a manejar la pelota desde nuestro arco, obligar al portero a salir jugando y no al pelotazo, buscar tener a un equipo que triangule, circule muy bien la pelota, que por momentos haga vertical el juego”, desmenuza. “Hay otros entrenadores que le dan mucho sentido al juego en función de tener la pelota, pero —a lo mejor— tienen un futbol más pausado y hemos intentado desarrollar una idea más vertiginosa, estar presente en el área rival lo más rápido posible, generando opciones de juego”.
Con la que quiere superar a su principal ‘maestro’.