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Cuando llegó a la Selección Mexicana, en octubre de 2013, Miguel Herrera era visto como ese héroe de barrio “a toda madre” que sería capaz de rescatar el barco del Tricolor que se hundía en la eliminatoria mundialista rumbo a la Copa de Brasil 2014.
Hoy, el ‘Piojo’ se ahoga en el desempleo, el repudio generalizado de aficionados, prensa, especialistas y hasta políticos que condenan la agresión física del estratega sobre el comentarista Christian Martinoli.
¿Qué le pasó a Herrera? Su temperamento, ese que le hizo triunfar, terminó por rebasarlo hasta desnudar su personalidad más explosiva.
En Wellington, Nueva Zelanda, se convirtió en un salvador perfecto al ganar el repechaje y acudir al Mundial del año pasado. Lo hizo un estratega “préstado” por el América para solventar esa serie de ida y vuelta. Tuvo éxito y terminó por encumbrarse.
Pero el lunes anterior, en el aeropuerto de Filadelfia, terminó como un hombre vulgar, capaz de responder a su más encarnizado crítico con un golpe en el cuello. En 21 meses, Miguel Herrera se transformó de “Dr. Jekill” en “Mr. Hyde”, como el personaje creado por el escritor Robert Louis Stevenson.
“El Tri había conseguido siete puntos en la primera fase de una Copa del Mundo. Y lo consiguió de la mano de Herrera, el volcán puso a México en erupción”, describía la BBC de Londres, el 24 de junio de 2014.
Analogía escrita tras el partido en el que México le ganó 3-1 a Croacia. Sus efusivas celebraciones en los goles tricolores no tenían comparación entre sus colegas. El ‘Piojo’ llamaba la atención por su pasión y desmesura en el área técnica. Hasta los memes hacían apología de su personalidad. Lo dejaban bien parado como entrenador.
En una competencia en la que estaba la sobriedad de Vicente del Bosque (España), el temple de Joachim Löw (Alemania) y el rostro endurecido de Luiz Felipe Scolari (Brasil), Herrera era visto como un seleccionador que “todo país quisiera tener”.
La BBC, sin embargo, advertía desde entonces: “Cuando fue llamado de emergencia a mediados de 2013 para tomar las riendas de la Selección , los mexicanos sabían lo que se venía: un personaje apasionado y franco, que se ha metido en problemas por decir lo que opina ante los micrófonos”.
Había esperanza de que el Tri que fue a Brasil, por fin, llegara al quinto partido tras cinco Mundiales de fracasos. El ‘Piojo’ parecía el hombre indicado. El sinodal, Holanda. México se puso 1-0 con gol de Giovani dos Santos en el primer tiempo.
Herrera y sus muchachos acariciaron una gesta histórica, pero el empate de Wesley Sneijder y el polémico penalti sobre Arjen Robben que convirtíó Klas Jan Huntelaar en el 2-1 final, fulminó el sueño mexicano. El capítulo histórico terminó sin escribirse para el Tri. Volvió el “ya merito”
El ‘Piojo’ se lamentó y señaló que #NoEraPenal. En algún programa de televisión restringida dijo que “había sido un robo”. Ese hashtag se hizo famoso y se viralizó en las redes sociales. El entrenador nunca recordó que en el primer tiempo de esos octavos de final, el silbante Pedro Proenca dejó de marcar un penalti de Francisco Javier Rodríguez sobre Robben.
En la presunta falla arbitral, encontró su justificación ante el intento por llegar a los cuartos de final.
“Herrera le imprimió al equipo el ser una Selección sin miedo, agresiva, pero tal vez, su deficiencia más grande recae sobre el aspecto táctico. Esos detalles le vuelven a restar a México para quedar al margen”, criticó el vicepresidente deportivo del Pachuca, Andrés Fassi, tras aquella eliminación del Tricolor.
Desde ese duelo, Herrera dio visos de lo que vendría. Empujó a Robin van Persie y reclamó el arbitraje.
Justino Compeán, aún presidente de la Femexfut, lo ratificó. Decio de María, el próximo mandamás del organismo. expresó que con Miguel Herrera “me había ilusionado” su proyecto.
Otra medalla del ‘Piojo’ fue conseguir el retorno del delantero Carlos Vela, quien resultó un baluarte para vencer a Holanda en Amsterdam en un partido amistoso.
Llegó 2015, el año más obscuro para él. Copa América y Copa de Oro en el horizonte. En Sudamérica cometió la imprudencia de publicar un tuit a favor del Partido Verde, en plena veda electoral en México.
“No me arrepiento de mis convicciones, sino del momento y reitero que no recibí un peso, no vendí mi dignidad”, dijo el hoy ex seleccionador.
Se dice que pudo haber recibido por esos mensajes propagandísticos hasta 200 mil pesos.
El apoyo a la entidad política le generó una tensión innecesaria. Ante los ojos del público se convirtió en un mercader de votos y dejó de ser el hombre que salió del barrio a triunfar.
Su presencia en comerciales de diversa índole causaba malestar en la audiencia. Su exposición en los medios terminó por jugarle en contra, aunque le llenó los bolsillos. Promociaba desde celulares hasta el turismo en Chiapas, gobernado por el Verde.
En Copa América, su selección B fracasó al no pasar de la ronda de grupos. La críticas comenzaron a recrudecerse, sobre todo por parte de Martinoli. A su llegada al DF proveniente de Chile, el ‘Piojo’ calificó al narrador como “el único pendejo que me critica”.
Volvió Herrera, el mismo que hace más de 20 años se hizo expulsar por una agresión al hondureño Dolmo Flores, el que golpeó a un aficionado en León y el que tachó de “ladrón” a un árbitro, cuando su Atlante terminó eliminado por el Cruz Azul en 1992.
Vino la Copa de Oro. El Tri de Herrera recibió “ayudas” arbitrales durante el torneo para alcanzar el título. Miguel volvió a explotar.
Pese a la polémica, Herrera tenía el trofeo en las manos, pero no se contuvo al encontrarse con Martinoli. Le soltó un golpe. Su continuidad en el Tri se hizo polvo.
Hasta Televisa, quien lo explotó comercialmente con las cápsulas #MétemePiojo, le volteó la espalda. y lo desprotegió. Decio de María lo cesó. Entonces, pasó de ser un rescatista heroico que percibía 2.7 millones de dólares al año a un hombre iracundo víctima del desempleo.