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Atlanta.— Ha trabajado en Camerún y en los Emiratos Árabes. Ha ido a Azerbayán y también a Tailandia. Todo con el mismo objetivo: “buscar el futbol puro, hermoso y libre”.
Es alemán y no tiene el corazón frío. Es Winfried Schäfer, el hacedor de milagros del futbol mundial, quien ahora le ha puesto el corazón a su nuevo proyecto: Jamaica.
“Lloramos en el vestidor, lloramos mucho cuando triunfamos sobre los Estados Unidos... Como lloramos”, dice el técnico, quien entre sus máximos logros cuenta el haber ganado la Copa Africana con Camerún en 2002, y ahora meter a los caribeños a la final de la Copa de Oro.
“Fui a Jamaica a buscar algo que ya se ha perdido en Camerún y en otras partes, el disfrute, la libertad, la técnica. Siempre he buscado eso en todos los lugares donde he estado y creo que poco a poco en África se ha perdido. Ahora, los africanos buscan a toda costa irse a jugar a Europa y ya no son tan inocentes como antes, ya no disfrutan el juego como antes. Se han vuelto unos soldados tratando de jugar a lo que les dicen y eso ya no me gusta”.
El alemán de pelo largo, quien en su época de jugador fue un volante “de mucha alegría y poco talento”, es la sensación cada vez que va a una conferencia de prensa. A todo el mundo le hace bromas, coquetea con las reporteras, las edecanes y siempre resalta la humildad de sus jugadores, esa de la que él se ha enamorado.
“Les he dicho a mis muchachos que no pierdan la alegría por el juego, que quizá sea mejor para ellos venir a la MLS, donde los dejan ser un poco más, y dejar para después irse a Inglaterra. Allá en Europa, los harán unos jugadores más robotizados”, advierte. É. Luna / Enviado