Atlanta.— Exacto, los gigantes ya no existen, son producto de la imaginación de quien no entiende que los tiempos han cambiado.
Jamaica lo demostró al eliminar al favorito de la Copa de Oro, Estados Unidos, por 1-2 en un Georgia Dome que estaba preparado para el festejo de la casa, y terminó derrotado.
Un golpe a la soberbia, de esos que tanto ha recibido México, fue el que cargó Estados Unidos, ocupado y enfocado en enfrentarse al Tri en la final, sin ocuparse de lo que tenía enfrente, que fue letal y contundente.
Mérito aparte se lleva el técnico de los jamaiquinos, Winfried Schäfer, un alemán loco, a quien le gusta ir a dirigir a donde nadie va para construir buenos proyectos. Lo hizo hace años con Camerún y ahora en Jamaica escribió una nueva historia.
Una historia de triunfo.
Con un cabezazo de Darren Mattocks, Jamaica abrió el marcador. El Georgia Dome enmudeció y el silencio fue mayor cuando Giel Barnes cobró magistral tiro libre para el 2-0.
Estados Unidos descontó con un gol de Michael Bradley y comenzó el bombardeo sobre la cabaña jamaicana, pero no caía el tanto del empate y la esperanza se esfumó para los locales.