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Sentado en esa bicicleta fija que materializa la prisión futbolística que habitará durante las próximas semanas, a Roque Santa Cruz no le queda más que asimilar su oscuro presente y enfocarse en superar la lesión que lo tiene marginado del Cruz Azul... Por ahora.
A unos metros, La Máquina prepara el Apertura 2015. Los ojos del goleador paraguayo se tornan cristalinos. Es inevitable, al igual que la ilusión de emigrar a otro equipo cuando esté listo para reaparecer.
Un problema muscular en la pierna derecha, del que tardaría en sanar aproximadamente 10 semanas, orilló a que la cúpula cementera no lo registrara. Se rehabilitará en el club, aunque no descarta la opción de solicitar ser prestado para no perder ritmo. De lo contrario, pasaría de tres a cuatro meses inactivo, sin importar que esté en condiciones de jugar.
“Tengo el apoyo de Agustín [Manzo, director deportivo de los celestes] y la directiva para seguir entrenándome”, subraya. “[Quiero] usar este tiempo para ponerme a punto y después pensar en lo que se venga”.
“Se entiende la posición del club, por las necesidades que tiene, pero no deja de ser frustrante estar tanto tiempo sin poder jugar, así es que vamos a ver cómo se van dando las cosas”.
No hay rencores, al menos no en el discurso. El fichaje ‘bomba’ del balompié nacional hace seis meses pedalea más fuerte cada que repara en lo difícil que le sería estar apartado del terreno de juego, pese a que su recuperación sea satisfactoria.
Aún tiene año y medio de vínculo con los Cementeros, por lo que contempla la posibilidad de ser reintegrado para el Clausura 2016. Sabe que el margen se reduciría considerablemente si no tiene minutos de juego. El problema es que deberán ser lejos del plantel dirigido por Sergio Bueno.
“Seguramente, va a ser una opción en algún momento [salir a otro club], pero lo primero es llegar al momento en el que pueda estar entrenando y tener la sensación de que esté listo para jugar”, admite. “Antes que eso, es muy complicado hablar, porque ya hubo muchos comentarios sobre tiempos [de recuperación], si son seis [semanas], ocho, 12 o me quieren retirar, así es que lo fundamental es ponerse bien y estar a punto para jugar”.
Lo que conseguiría, si cumple con en diagnóstico del cuerpo médico cruzazulino, a mediados de septiembre. Anhela estar listo antes, más allá de que las semanas posteriores podrían estar marcadas por la frustración si no es negociado —aunque sea cedido— con un club sudamericano.
Su único consuelo, según revela, es que le han hecho saber que permanece en los planes celestes a largo plazo.
“No tengo que vender algún cuento para que la gente sepa que soy un jugador serio”, subraya. “Se sigue creyendo en mí como futbolista y parte de lo que va a ser el futuro del club”.
“[Sólo alentar] es una función muy complicada para un futbolista que pretende todavía seguir jugando”.
Con la elástica cementera puesta, sin importar que cuerpo técnico y directiva puedan reflejarle cierta impaciencia al no tomarlo en cuenta para el torneo en el que La Máquina debutará el sábado, contra el Morelia.
Pese a todo, Santa Cruz todavía pretende cristalizar ese sueño que le fue encomendado cuando llegó a la hoy denominada Liga MX.
“Asumí un compromiso con el club y también personalmente: poder ser exitoso aquí”, recuerda. “Obviamente, es un traspié importante, frustrante, pero no me saca la ilusión de lo que se viene después, más allá de lo que pase de aquí hasta diciembre”.
Mientras tanto, los altos mandos de la institución se centran en fichar al brasileño Luis Fabiano y al argentino Juan Manuel ‘Burrito’ Martínez lo antes posible.