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daniel.blumrosen@eluniversal.com.mx
La voz de Ricardo Antonio La Volpe irradia desconcierto y molestia cuando escucha que la Oficina Federal de Investigación estadounidense (FBI, por sus siglas en inglés) indagaría el cotejo efectuado la calurosa tarde del 12 de octubre de 2005 en Puerto España, Trinidad y Tobago, pues supone que la derrota de México (2-1), no sólo se originó por factores deportivos.
Algunos reportes de prensa indican que ese encuentro, correspondiente a la eliminatoria mundialista rumbo a Alemania 2006, estuvo relacionado con sobornos y el posible perdón a la Federación Mexicana de Futbol, tras el dopaje positivo de Salvador Carmona y Aarón Galindo durante la Copa Confederaciones 2005.
La victoria acercó a los trinitarios al Mundial germano (único en el que han participado), con lo que cristalizaron el sueño de su paisano y entonces presidente de la Concacaf, Jack Warner. El Tricolor ya estaba clasificado.
“Para nada [me pidieron que se perdiera]. Hay jugadores con experiencia a los que nadie se les podía acercar a decirles una barbaridad de esas, porque eso son”, sentencia el ‘Bigotón’, entonces director técnico nacional, entrevistado vía telefónica. “En lo que corresponde dentro del vestuario y la cancha, nadie nos dijo algo. Nadie me insinuó una estupidez como esa”.
Las suspicacias aparecen porque el combinado nacional presentó una alineación con varias modificaciones. Algunos de los titulares habituales en el camino a la Copa del Mundo fueron reservados, pero el entrenador asegura que lo hizo con el fin de observar a los hombres que no estaban seguros en su nómina para la justa.
“Hay que conocer al futbol, entender una situación: era el último partido [del Hexagonal].
México presenta al equipo que yo consideraba, en el proceso de darle oportunidad a algunos jugadores que se muestren. Si no fue el titular, como muchos dicen, es problema de ellos”, refuta. “Los jugadores que fueron, entre los que estaban el ‘Guille’ Franco, el ‘Kikín’ [Fonseca], [Jaime] Lozano, [José de Jesús] Corona... Algunos quizá no venían jugando con regularidad, pero el último partido para nosotros era seguir en un proceso, ver a otros futbolistas”.
“Lo que digan... No sé. Es muy difícil —desde mi punto de vista, porque fui jugador y director técnico— que vaya a decirle al ‘Guille’ que estuviera tranquilo en ese partido. Jamás”.
El Tricolor selló su pase al máximo evento futbolístico del orbe con dos jornadas de antelación, por lo que La Volpe, dice, se concentró en medir los alcances de esos hombres que solicitaban una oportunidad.
“Deben entender que México iba ya clasificado, que no es lo mismo que ir a buscar un resultado con una presión. Hay muchas cosas que juegan, dependiendo de esa última fecha”, recuerda. “Puse a un equipo cuyos jugadores me tenían que seguir demostrando quién iba a estar dentro de esos 23 [en la lista de Alemania 2006].
“Para mí, la palabra ‘suplente’ no existe. Fui con un equipo competitivo. Si quieren usar esa palabra...”.
Además de la Selección Mexicana, Estados Unidos y Costa Rica llegaron clasificados a la última jornada. Los trinitarios y Guatemala aspiraban a la reclasificación contra Asia, pero los chapines requerían vencer a los ticos y que el Tricolor no cayera.
“No tengo la culpa si alguno necesitaba los tres puntos y si México ya estaba clasificado. Depende de cada uno. Las cosas hay que hacerlas bien. Ya no dependíamos de alguien”, presume. “Pensé que algunos jugadores me tenían que seguir demostrando por qué estaban dentro de una Selección y era una prueba ir a Trinidad y Tobago”.
Discurso con el que argumenta el rechazo a prestarse para que los caribeños ganaran.
“No es que moleste, sino que se va contra el profesionalismo de los jugadores, porque me ponen a mí... Si yo no jugué”, comparte La Volpe. “Puse un equipo ¿No sé por qué la agarran conmigo? Puse un equipo y jamás puedo pensar mal de mis jugadores”.
“Si me dijeras que estuve en el arco y la dejé pasar... No, no, no. Estaba en la banca, pongo a 11 jugadores”.
Esos que, reitera, no se entregaron en aquel juego.