A O.J. Simpson se le otorgó la libertad condicional después de más de ocho años en prisión por robo y secuestro en un hotel de Las Vegas, al defender con éxito su caso en una audiencia televisada a nivel nacional que reflejó la fascinación de todo Estados Unidos con el ex astro de la NFL.

Simpson, de 70 años, podría ser liberado el 1 de octubre. Para entonces, habrá cumplido el mínimo de su condena de nueve a 33 años de cárcel por robo a mano armada en un intento fallido por recuperar objetos coleccionables y otros recuerdos que aseguraba le habían sido robados.

Los cuatro comisionados de libertad condicional que realizaron la audiencia votaron por su liberación después de una media hora de deliberaciones. Citaron la ausencia de una condena previa, el bajo riesgo de que vuelva a cometer otro delito, el respaldo de la comunidad y sus planes una vez que sea liberado, que incluyen mudarse a Florida.

“Gracias, gracias, gracias”, dijo Simpson con voz tenue después de bajar la cabeza en señal de alivio y luego levantarse de su asiento para volver a su celda.

Entonces, cuando iba por el pasillo, el ex estrella del futbol americano levantó sus manos sobre la cabeza en señal de triunfo y dijo “¡Oh, Dios, oh!”.

La hermana de Simpson, Shirley Baker, lloró y abrazó a la hija de 48 años del ex jugador, Arnelle.

Durante la audiencia de más de una hora, O.J. se vio obligado a insistir —como lo ha hecho todo el tiempo— que sólo intentaba recuperar sus pertenencias y que no pretendía lastimar a nadie. Dijo que nunca le apuntó a nadie con un arma ni realizó amenazas.

“Lamento que haya sucedido, lo siento, Nevada”, sostuvo al panel. “Pensé que estaría contento de recuperar mis cosas, pero no valió la pena. No valió la pena y lo lamento”, dijo el ex corredor de Bills.

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