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Houston.— Durante las pruebas de rendimiento que se efectuaron en el Combine de 2011, Marcus Cannon llamó la atención de varios cazatalentos y entrenadores de la NFL que acudieron a Indianapolis. El liniero ofensivo, estrella universitaria de Texas Christian, tenía asegurado un lugar entre las primeras rondas del Draft de aquel año.

Uno a uno las 32 organizaciones fueron seleccionando a los jugadores, pero el nombre de Cannon no se escuchó en los altavoces durante el primer día. En la segunda, tercera y cuarta sucedió lo mismo. Algo no andaba bien y Marcus y su agente no sabían lo que sucedía.

A petición de dos equipos, Marcus fue sometido a exámenes médicos, donde le diagnosticaron linfoma de Hodgkin, un cáncer del tejido linfático... el cual todos los equipos quisieron evitar. Bueno, casi todos, pues en la quinta ronda del Draft, los Patriots de Nueva Inglaterra apostaron por él, en un intercambio que tuvieron con los Texans de Houston, el equipo de su estado natal.

Antes de su cumpleaños 23, Cannon tuvo que lidiar con la enfermedad. Estaba deprimido, pero recordó que, al igual que cuando tenía seis años y aprendió a andar en bicicleta, los golpes llegan primero que las satisfacciones.

“Mi historia siempre estará ahí, y doy gracias a Dios por ello todos los días. Estoy bendecido, y no hay manera de ponerlo detrás de ti. Sólo estoy deseando jugar futbol”, declaró Cannon.

Cannon debutó en la NFL a finales de 2011 en la victoria de los Patriots 34-3 frente a los Chiefs de Kansas City. Se había recuperado del tratamiento de quimioterapia. Sus compañeros, entusiastas por el coraje que mostró, no cesaron de aplaudir al término del juego.

“La vida está llena de retos, Dios quiso que pasara por eso. Estoy bendecido porque conté con el apoyo de muchos de mis compañeros. Creo que el futbol me ha dado una familia. Los Patriots son la mía”.

Como sucedió en Odessa, Texas, Cannon no ha dejado de levantarse de las caídas de bicicleta.

En la final de la Conferencia Americana del año pasado, Marcus tuvo una de sus peores actuaciones, al permitir que los Broncos de Denver golpearan ocho ocasiones a su quarterback Tom Brady y lo capturaran dos veces.

A principio de la campaña, durante la suspensión de cuatro juegos a Brady, el texano cargó con cinco sacks. Pero apenas regresó el pasador titular, Cannon mejoró y en el resto de este camino que han manejado hasta el Super Bowl LI sólo permitió una más contra Brady.

“No hay mucho que decir que no se sepa de Brady. Es un líder y te obliga por su jerarquía a dar lo mejor de ti. Es un histórico de la NFL”.

El compromiso que mostró Marcus Cannon no pasó desapercibido para los Pats, que le extendieron su contrato a cinco años y 32 millones y medio de dólares.

Con 28 años, Cannon está a días de vivir su segunda experiencia en un choque por el trofeo Vince Lombardi a 700 kilómetros donde nació y en el estadio que pudo ser su casa si los Patriots no hubieran hecho el cambio con los Texans.

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