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En la negrura de un Estadio Azteca confeccionado por miles de aficionados “Malosos”, los Raiders de Oakland aprovecharon una auténtica segunda casa y vinieron de atrás en el último periodo para vencer 27-20 a los Texans en el primer Monday Night que se disputó fuera de Estados Unidos.

El viento de otoño sopló en México para el equipo del área de la bahía, que sumó su octavo triunfo de la campaña. Favoritos por seis puntos en las apuestas, los Raiders se quitaron el estigma de sólo ganar cuando aparecen como “Underdog” y bajo el papel de protagonistas dieron luz al “Hoyo negro” mexicano.

Los Raiders no ganaban en lunes por la noche desde el 2 de diciembre de 2002. Sumaban nueve derrotas en sus últimos 10 partidos en este horario en el que no aparecían desde hace tres años (la racha más larga de la historia).

Un pase de anotación de Derek Carr a Amari Cooper de 39 yardas le dio el triunfo a los Raiders que dejan feliz a una afición que se les entregó casi a la totalidad, aunque cometió pecados en su comportamiento como los gritos homofóbicos que se entonaron durante las patadas de los Texans y la luz láser que fue arrojada sobre el quarterback Brock Osweiler para molestar su movilidad.

Carr como lo ha hecho a lo largo del año, volvió a mostrar empaque de estrella en el último cuarto. Durante la campaña suma nueve pases de anotación y una intercepción jugando los últimos 15 minutos del partido. Ayer terminó con 21 pases completos de los 31 que intentó para 295 yardas, tres touchdowns y una intercepción.

Los Texans se encargaron de abrir el marcador en su primer ataque. Después de consumir 13 jugadas en las que avanzaron 61 yardas, el conjunto del coach Bill O´ Brien sumó tres puntos con un gol de campo de 32 yardas de Nick Novak.

En su segunda serie del partido, y con la mayoría de las jugadas en posición escopeta, los Raiders avanzaron 79 yardas hasta entrar a las diagonales con pase de Carr a las manos del fullback Jalen Richards para poner la pizarra 7-3 con el punto extra.

Houston, que llegó como víctima a la ciudad de México contestó de inmediato con un pase de anotación de Brock Osweiler a Braxton Miller, quien consiguió su primer touchdown de la temporada. Nueve jugadas requirieron para avanzar 75 yardas.

Los Texans volvieron a llegar a la zona prometida abriendo la segunda mitad con una carrera de una yarda de Lamar Miller.

La asistencia oficial fue de 76 mil 473 aficionados. Con la remodelación al Azteca, disminuyó 26,994 fanáticos menos, de los que asistieron en 2005 al juego entre 49ers de San Francisco y Cardinals de Arizona.

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