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osvaldo.anaya@clabsa.com.mx
Cuando intercambió puñetazos con Erik Morales en una conferencia de prensa, el 11 de diciembre de 2001, Marco Antonio Barrera no se imaginaba que, casi 15 años después, gracias a la trilogía con su entonces enemigo, sería elegido para el Salón de la Fama de Canastota.
Estaban en la promoción del segundo combate, pues el primero (19-02-2000) lo había ganado el tijuanense, y la animadversión entre estos dos pugilistas había alcanzado el punto de ebullición por las ofensas mutuas.
Después de la foto posada, se dijeron algo en voz baja y Barrera fue el primero en soltar un bombazo de derecha. Morales respondió con el clásico uno-dos y la rueda de prensa se volvió un caos.
La revancha se llevó a cabo el 22 de junio de 2002 en Las Vegas y ganó el capitalino. Hubo una tercera contienda, el 27 de noviembre de 2004 y el “Asesino con Cara de Niño” salió con la mano en alto nuevamente.
En total, 36 asaltos repletos de acción, golpes conectados con rencor que configuraron una rivalidad clásica en el boxeo mundial.
Ambos siguieron sus caminos, se enfrentaron a Manny Pacquiao, quien derrotó dos veces a Barrera y otras dos a Morales, aunque también cayó una con el “Terrible”.
Pero su enemistad seguía latente. Hasta que Julio César Chávez los reunió en los 15 años de su hija, en 2013, y con palabrotas les exigió que se dijeran lo que traían en el pecho para olvidar rencores.
Lo hicieron y a partir de ahí, gradualmente, se volvieron amigos, al punto que ahora es común verlos subir a sus redes sociales imágenes de algún convivio con sus parejas.
En entrevista telefónica, Barrera recrea el episodio y agradece a Morales porque, sin esa trilogía, probablemente no lo hubieran elegido para el Salón de la Fama.
“De todo lo que sucedió con él, nada fue fingido. Te encuentras en una edad en la que los promotores te dicen: es que dijo esto de ti y tú más que pensarlo, por la edad, te enciendes y quieres soltar golpes y también de parte de él son golpes. Duelen más [los golpes] sin guantes. Ya ahorita nos veo, a mi edad y digo, qué barbaridad, lo que hace uno de joven. No arrepentido, pero sí digo, bueno, esto le dio realce a esta rivalidad”.
—De estas peleas ¿cuál consideras que fue la más difícil y la mejor de tu parte?
“La más difícil, la número uno. Nos pegó con todo. Es de los que más duro me ha pegado, de todos los que he enfrentado, es el de las manos más pesadas. La mejor fue la número tres, en peso superpluma, una división que no era mía, en la que empecé a conocerme ahí. Creo que hice las cosas correctas para llevarme el triunfo. Creo que a esos tres combates se debe el que yo esté en el Salón de la Fama”.
—Erik Morales era muy delgado y por lo que me dices pegaba muy duro ¿Cómo lo compararías con Manny Pacquiao?
“No, qué crees, en escala del uno al 10, a Pacquiao le pondría un siete y a Erik un 10 en cuanto a poder de manos. La rapidez de Pacquiao es su secreto, lo aturde a uno. Además, la clave para él es el golpeo al cuerpo, con eso me fue minando, con rectos al abdomen”.
—En esa primera pelea con Pacquio ¿Lo habías estudiado o fue una sorpresa el nivel que mostró?
“Fue una sorpresa. Se nos juntó todo, salió que lo de la operación [una placa de titanio le fue colocada en el cráneo tiempo atrás], nos bajaron de Big Bear [montañas californianos a donde fue a entrenar]. No es pretexto, ni nada. Me minó todo el tiempo abajo, acabó conmigo. La poca condición física que llevaba se fue en esos golpes rectos al abdomen. Sí me tiró una vez, pero no me dejó tan golpeado como en su momento Erik Morales”.
—Y ahorita ya te llevas bien con Morales, por lo que veo.
“El culpable es Chávez, fue quien nos reunió, invitándonos a la fiesta de 15 años de su hija. Nos agarró y dijo: ‘A ver, lo que se tengan que decir’, ya sabes, con malas palabras que son parte de él. Nos abrazó, nos dimos la mano y desde ahí tenemos buena relación, ya tiene como tres años de eso. Aunque no fue de inmediato, pasó como un año y medio o dos para podernos encontrar y podernos decir: ‘Ahí te va mi número, ahí te va el mío’ y escribirnos de repente.
“Yo no conocía Tijuana como lo conozco ahora, él nos trató excelente, la hizo de guía de turistas y pues hubo varias comidas con las señoras y todo. Aparte de buen boxeador es una buena persona”.
—Contra Naseem Hamed también luciste, por la lección que le diste al británico.
“Fíjate que la tienen catalogada como una extraordinaria pelea. Se dio muy poca difusión en México. En Estados Unidos, mucha gente me dice que no le dieron la importancia aquí que realmente tenía haberle ganado a un peleador que venía de noquear a siete campeones mundiales, con un récord impresionante. Me dicen que no me dieron el crédito suficiente”.
—Hay una foto de esa pelea en donde lo levantas con un upper.
“Con un upper y da como un salto hacia atrás. Lo de estrellarlo [contra la esquina] sí lo habíamos entrenado, pero jugando, yo agarraba a mi entrenador, Sendai Tanaka, y lo estrellaba en las manoplas, jugando. Pero como que se te queda y cuando se dio la oportunidad fue lo que hice”.
—En tu faceta de comunicador, en la que también has tenido éxito, hay un enigma. Cuando Juan Manuel Márquez noquea a Manny Pacquiao, pasaron escenas de ustedes tras el micrófono en Box Azteca, todos estaban gritando de emoción, pero tú te quedaste congelado. ¿En qué estabas pensando?
“Desgraciadamente me agarraron en la luna, con el teléfono en la mano. Ya no lo he vuelto a hacer, cada que trabajo prefiero guardarlo. Ya me habían pasado la palabra, yo sabía que el round iba a terminar, pero sucede eso, guardo el teléfono, veo el monitor. Me quedé pasmado, la gente se paraba, yo no sabía ni qué había sucedido. Estaba muy apenado con la gente. Lo que mucha gente pensó y me hicieron memes, fue que había dejado los frijoles en la olla, ya sabes. Hasta a mis hijos también les fue duro. A raíz de ahí, ya trato de no perder detalle de lo que está sucediendo, pues ahí me lo demostró Márquez. Como estaba en una esquina, no me dieron oportunidad de ver lo que estaba pasando”.
—Del boxeo actual, ¿a quiénes ves con posibilidades para tomar la estafeta de gente como ustedes, que dejaron la vara muy alta?
“No tenemos mucho eh. Te voy a mencionar a los que veo más fuertes. El “Gallito” Estrada [Juan Francisco]. Un excelente peleador, desgraciadamente su peso no es grande como para entrar en el gusto de mucha gente. Atrás de él viene [Saúl] “Canelo” Álvarez. Un gran boxeador, no es fajador como a la gente le gusta, pero es un peleador más cerebral, más contragolpeador”.
—Este fin de semana tenemos el regreso de Julio César Chávez Junior ¿Cómo lo ves? ¿Crees que todavía esté a tiempo de resurgir?
“Tiene todas las cualidades, es un peleador muy disciplinado, ahora. Lo que le había ganado era la indisciplina. Ya lo dijo, no quiere ser del montón. Se coloca, ganando esto [el sábado ante Dominik Britsch], entre los primeros del gusto de la gente, porque tiene mucho público”.
—¿Cómo verías a Chávez contra “Canelo”?
“Esa es la que todos los mexicanos queremos, ojalá se dé y no nos quedemos con las ganas”.