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Por unos instantes sintió lo que es ser monarca del mundo. Tuvo sobre su cintura el cetro del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) y su sonrisa volvió a iluminarse como el día en que pusieron sobre su pecho su medalla olímpica. Misael Rodríguez admite que quiere ser campeón en el profesionalismo algún día.

“El sentir el título de monarca se siente muy bien, me emociona. Estar rodeado de tanto campeón mundial y que me pidan fotos me incentiva a ir por más triunfos”, reconoce Rodríguez, quien ayer llegó de sorpresa a la reunión semanal del CMB para recibir un reconocimiento por su bronce en los Juegos de Río de Janeiro 2016.

De los 12 boxeadores anteriores al chihahuense que han conquistado una presea olímpica, sólo uno ha conseguido también un título mundial en el pugilismo de paga: Alfonso Zamora, plata en Munich 1972 y monarca gallo por la Asociación Mundial de Boxeo en 1975.

Pese a esta estadística tan negativa, Misael cree que puede convertirse en el segundo pugilista nacional con este doble blasón.

“¡Claro que puedo lograrlo! Me gusta estar en los grupos selectos. Ir a unos Juegos Olímpicos ya era una ganancia. Ahora estar entre los cinco medallistas es algo que me impulsa para pensar que también puedo ser campeón mundial. Sería algo perfecto para mí. Es un sueño, mi meta y pienso lograrlo”.

Para ejemplificar que es un peleador decidido a romper paradigmas, recuerda que terminó una sequía de 16 años desde la última vez que un pugilista azteca se vio en el podio de unos Juegos, con Christian Bejarano y su bronce en Sidney 2000.

“Fueron 16 años que no se lograba una presea olímpica y creo que llegó de quien menos lo esperaban. Tengo sólo dos años en la selección, era el más nuevo que iba a Río, pero confiaba en que podía ganar una medalla. Sabía que tenía con qué para lograrlo. Los boxeadores mexicanos tenemos el nivel para hacer grandes cosas. Nos destacamos por siempre morirnos en la raya y siempre salir a buscar las peleas, algo que conmigo no fue la excepción. Gracias a Dios, lo logré”, resalta.

Admite que aún no toma la decisión sobre si brincará al profesionalismo o se quedará un ciclo olímpico más en busca de mejorar su tercer lugar en Tokio 2020.

“Tengo 22 años, aún estoy joven, así que decidiré qué es lo mejor para México y en lo personal. Un ciclo olímpico lo puedo dar sin problemas. Sé que ahora como medallista tendría todo el apoyo”, dice.

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