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Mañana por la noche, cuando Jorge ‘Travieso’ Arce aparezca de nueva cuenta en la transmisión boxística de Televisa, habrá dejado atrás un mes de infierno que a punto estuvo de arrebatarle la vida.

‘El Travieso’, quien pensó en suicidarse luego de ser acusado de abuso sexual en contra de una trabajadora del hotel donde se hospedó en Orange, California, se encuentra restableciendo su día a día. Por lo pronto, analizará en Veracruz la cartelera que estelarizarán Tomás Rojas y Prosper Ankrah.

“Libre de toda culpa”, ‘Travieso’ Arce en entrevista con EL UNIVERSAL confesó que a finales de febrero pasado recibió el golpe más fuerte de su vida que lo dejó sin aire y sobre las cuerdas, para colocarse a merced de cuanta persona quisiera ensañarse con la figura del cinco veces campeón en diferentes categorías.

El pasado 28 de marzo se pactó la primera audiencia del ‘Travieso’ Arce, pero la fiscalía del condado de Orange no presentó cargos formales contra el mexicano, aunque el caso sigue bajo investigación.

¿Cómo te encuentras, regresas a comentar boxeo en Televisa?

—Estoy contento de volver a analizar las peleas para Televisa, ahora es tiempo de restablecer mi vida normal. Ya pasé el trago amargo y poco a poco las cosas van tomando su cauce y estoy feliz.

¿Cómo está tu situación legal en Estados Unidos?

—Todo ya está claro allá [EU]. Gracias a Dios no tengo ningún cargo de lo que se me acusaba, todo está saliendo a la luz pública. Por lo pronto ya me puedo presentar a trabajar y retomar mi vida normal. Ya podía volver desde hace varios días, pero se atravesó Semana Santa.

¿Qué ha sido lo más difícil a lo largo de este mes?

—El apoyo de mi familia lo tuve, porque saben de mi integridad. Pero lo que me dolió fue la crítica a la que estuve expuesto por ser persona pública, es el precio que tengo que pagar por la fama. La crítica duele y se ensañaron conmigo, hay prensa que se dedica a vender eso [escándalos]. Fui campeón mundial siete veces en cinco diferentes categorías y nunca se habló de eso. Por una difamación me hice más famoso a nivel mundial y qué lástima que eso es lo que venda, que dañen tu imagen por ganar unos pesos más. Pero en fin, más adelante voy a ver cómo puedo arreglar esto.

¿Vas a contrademandar?

—Ahora no lo sé, no puedo decir si sí o no, lo único que sigo son las instrucciones de mis abogados, pero sí tengo que limpiar mi nombre. Se dañó mi imagen, a mí física y mentalmente me desanimaron. No estoy todavía al 100 por ciento recuperado de lo que pasó, aún vivo momentos difíciles. Sin embargo voy a salir adelante, soy un guerrero, ahora valoro más las cosas.

Cuando fuiste liberado, ¿hablaste con tu hermano?

—Sí claro, porque mi mente se confundió. Entre mi familia y yo existe una gran comunicación, ellos dan la vida por mí, al igual que yo la doy por ellos, mi hermano [Francisco] estaba muy sacado de onda, estaba muy confundido. Cuando hablé con él yo me imaginaba lo que estaba pasando a nivel mundial y lo que se decía de mí, me lo imaginaba perfecto y fueron momentos difíciles que vivimos como hermanos, pero él me dijo ‘tranquilo, todo se va aclarar, ten confianza en Dios, todos estamos contigo, sabemos que tú no hiciste nada’.

Tu hermano recreó el momento cuando te quisiste aventar del coche en una avenida, ¿qué sucedió?

—Son arranques que te dan. Como persona pública a veces sientes que el mar se te viene encima, que la tormenta te golpea, son momentos de coraje que tuve. Yo soy una persona impulsiva, muy explosiva, pero mi hermano me tranquilizó. El carácter explosivo a veces te traiciona y te hace decir cosas o querer hacer cosas que tal vez no quieres realmente, pero en ese momento es lo que piensas por el coraje, por el impulso, pero después te calmas y entiendes un poco más la situación y piensas mejor las cosas para que sea lo mejor para todos.

Pasaste dos días detenido, ¿cómo viviste ese tiempo?

—Pensé muchas cosas. Obvio pensé en lo peor. Yo estaba incomunicado, no pude hablar con mi familia, yo me imaginé lo que se estaba diciendo en la calle y llegó un momento de tensión muy fuerte. Fueron horas muy angustiosas en las que no puedes hacer otra cosa más que pensar. Estás solo y automáticamente pensé que lo había perdido todo, que todo lo que formé como persona y boxeador se había terminado.

¿Tu familia te pidió explicación de lo que sucedió ese fin de semana en California?

—Cuando llegué a mi casa con mi esposa y mis hijos platicamos un poco de lo que sucedió, ellos saben quién soy, qué hago, a qué me dedico y saben todo sobre mí, por eso están dándome su apoyo, no sólo mi esposa, sino también mis suegros, mis papás, mis hermanos y el resto de mi familia y amigos. Cuando tienes una vida tan transparante no hay mucho que explicar, ellos saben perfectamente con quién están tratando y lo que soy como persona y como humano con los demás.

¿Te enojaste con la vida por lo que te sucedió?

—No con la vida, simplemente te llegan momentos de desilusión, más bien creo que tuve un encuentro con Dios. Cuando eres religioso y te suceden este tipo de cosas, te acercas más a Dios y yo pienso que cuando estás cerca de Dios entiendes por qué pasan las cosas. Ahora estoy más cerca de mis hijos, de mi esposa, valoro más mi casa, la libertad, la comida. Muchas cosas que antes no me daba cuenta que tenía y hoy estoy más tranquilo, más contento con lo que hice y tengo.

¿La experiencia te hizo fuerte?

—Regreso más animado, valorando más las cosas, uno no sabe lo que tiene hasta que casi lo ve perdido, de repente cuando pasan este tipo de cosas haces un un alto en tu vida y te pones a reflexionar. Te das cuenta de lo vulnerable que puedes ser, de cómo tu vida cambia en un segundo. Me vi en un momento difícil, muy complicado, recé, me encomendé mucho a Dios y saqué la fuerza para retomar mi vida y tratar de responder por qué suceden las cosas.

Te vimos entrenando de nuevo, ¿vas a regresar al boxeo?

—No, sólo quise ponerme los guantes para sacar el estrés, como dicen para sacar ¡el ‘fua’!. Traía mucha adrenalina, pero no regreso a boxear. Yo estoy tranquilo con mi familia, con lo que hice, me retiré en un buen momento, cuidé bien lo que gané y creo que hice una buena carrera, no hay nada que demostrar. Vivo tranquilo y disfrustando a mi familia, viendo crecer a mis hijos. Nunca más vuelvo a pelear. Lo único que tengo que ver ahora con el boxeo es como comentarista.

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