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ariel.velazquez@eluniversal.com.mx
El 2 de noviembre pasado, los Cubs escaparon de la capital del infierno. En siete encuentros que incluyeron extra innings en el último de ellos, la novena de Chicago desapareció los fantasmas que la mantuvieron 108 años alejada de un campeonato de Serie Mundial. De un solo golpe los “Cubbies” dejaron de ser los tiernos y eternos perdedores para perfilarse como la próxima dinastía de Grandes Ligas.
El Pandemonium que sortearon los Cubs los hizo madurar. Sus garras son armas mortíferas que amenazan al resto de los conjuntos de la Liga Nacional, que los observan como la organización que mayor talento reúne en su cuerpo de lanzadores aunado al arsenal que conforma su talento de estrellas que no sobrepasan los 25 años de edad.
En Las Vegas todas las casas de apuestas creen que Joe Maddon se convertirá en el primer manager en la historia que logra el bicampeonato con los Cubs y el primero en Grandes Ligas desde Joe Torre lo hizo con los Yankees de Nueva York (1998, 1999 y 2000). Para los apostadores Chicago es favorito +350. Los Red Sox de Boston le siguen con +600 y en el viejo circuito el que más se acerca son los Nationals de Washington con +1000.
Con “La maldición de la cabra Billy” fuera del vocabulario de los fanáticos y peloteros, los Cubs poseen la mejor rotación de Grandes Ligas encabezada por Jon Lester, Jake Arrieta y Kyle Hendricks, quien salió de la nada para competir por el CY Young de la Nacional y otorga profundidad y juventud a Chicago.
Si las lesiones no merman a sus lanzadores, Chicago aspira de nueva cuenta a 100 o más victorias.
Por primera vez en 108 años, el conjunto de la Ciudad de los vientos volverá a ver a todos desde lo más alto. Con el título del Clásico de otoño en su vitrina, la ofensiva atemoriza con prácticamente el mismo equipo con algunos ajustes.
Anthony Rizzo, Kris Bryant y Javier Báez siguen siendo los pistones, pero el receptor Willson Contreras y el short stop Addison Russell podrían estar en grandes temporadas también.
Mientras se encontraba concentrado con Puerto Rico en el Clásico Mundial, Báez se dio tiempo de hablar sobre lo que espera de la campaña venidera. El segunda base externó que si bien existía una presión en cualquier pelotero que vestía la franela de los Cubs por lograr extinguir la sequía de títulos, ahora la presión es por mantener la corona.
“Creo que para bien en Chicago nos acostumbramos a ganar. Es una presión diferente, pero no deja de ser presión. Los aficionados van a exigir que nos mantengamos en los alto, no quieren otros 108 años sin un campeonato y esa es la responsabilidad de todos nosotros”, manifestó Báez.
El boricua tiene rapidez y poder para hacer pensar que podría culminar con 20 cuadrangulares y 20 bases robadas. En 2016 logró 14-12 durante el calendario que le sirvió para consolidarse en la segunda almohadilla.
Los Cubs abren la temporada hoy por la noche con una serie de tres juegos en San Luis. Jon Lester y Jake Arrieta lanzarán los dos primeros en contra de los Cardinals.