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hugo.garcía@eluniversal.com.mx
Luchaban contra el destino. Peleaban contra la historia. En 2016 cuatro equipos demostraron al mundo que no importa tener a los jugadores más caros o a la escuadra más costosa de una liga, sino la determinación de cada uno de sus elementos dentro y fuera de la cancha.
Los Cubs de Chicago. La historia más longeva de fracaso en el beisbol de las Grandes Ligas la tenían los Cubs de Chicago. Muchas situaciones extrañas se habían suscitado durante 108 años para que la escuadra de Illinois no pudiera convertirse en campeona.
Una maldición que los rondaba era la de la cabra “Billy”. La historia cuenta que en un principio, la cabra no se llamaba así, sino “Murphy” y su dueño era William “Billy” Sianis.
Él era un aficionado que asistía a los juegos de Chicago. En la Serie Mundial de 1945, él y su cabra no pudieron acceder al estadio en el séptimo partido que enfrentaron Cubs y Tigers de Detroit, y tal fue su frustración que maldijo al equipo y señaló que nunca volvería a ser campeón.
Desde la Serie Mundial de 1945 hasta 2016, los Cubs no habían tenido la oportunidad de terminar con la malaria de 108 años sin coronarse. Pero acabar esa condena no fue cosa fácil. Chicago enfrentó a un equipo que también carga con su propia maldición de 68 años sin poder obtener un título: los Indians de Cleveland.
Después de ir abajo 1-3 en la serie, los Cubs retomaron su fuerza en el bateo, liderados por el mejor vuelacercas del equipo, Kris Bryant, y el oportuno Ben Zobrist.
En el juego 7, Cubs e Indians tuvieron que irse a los extra innings, y fue donde las figuras de Zobrist y Anthony Rizzo aparecieron para sentenciar el triunfo de Chicago 8-7 y darle el campeonato a los Cubs, después de 108 años de espera.
El vaticinio de la película “Back to the Future II” (Volver al Futuro II) tardó un año más en cumplirse, pero al final se completó.
Los Cavaliers de Cleveland. 46 años de historia de la franquicia y 52 años de espera de Cleveland transcurrieron para que un equipo de esta ciudad pudiera celebrar un campeonato.
Ni los Browns ni los Indians ni los Cavaliers habían dado un título a una ciudad históricamente perdedora en materia deportiva.
Tuvo que venir la figura de LeBron James, el hombre más querido de toda la ciudad, para liderar a un grupo de 12 jugadores y llevarlo a conseguir el anhelado campeonato que Cleveland esperaba.
Con un 1-3 adverso, los Cavaliers de Cleveland vinieron de atrás y ganaron tres encuentros en fila (dos en casa de los Warriors de Golden State) para culminar la hazaña. LeBron James anotó 53 puntos para un marcador final de 93-89 en favor de los Cavs lo que culminó la remontada y el primer título de la franquicia.
Leicester City. El 2 de mayo de 2016 terminaron 132 años de historia sin un campeonato de liga, cuando el Tottenham igualó 2-2 con el Chelsea, y el Leicester City logró el primer título de su historia.
“The Foxes” (los Zorros) como son conocidos en el futbol mundial lograron lo impensado en Inglaterra. Al inicio de la temporada 2015-16, las casas de apuestas pagaban 5 mil a 1 si el Leicester City salía campeón.
La nómina de “The Foxes” alcanzaba los 55 millones de euros, según Transfermarkt, y en comparación con otros equipos era nueve veces inferior que la de plantillas como la del Manchester City (501.7 mde), Chelsea (495.7) y Arsenal (440).
El Leicester City encontró en un grupo de jugadores liderados por el goleador Jamie Vardy a la base que le dio el campeonato a la ciudad y al entrenador Claudio Ranieri.
Con 81 puntos, diez más que el Arsenal (71) terminó campeón de la Premier League.
Gallos Blancos. 66 años pasaron para que el equipo de los Gallos Blancos del Querétaro ganaran la primera copa de su historia.
En una final que se tuvo que ir hasta los tiros de penalti, el cuadro queretano derrotó 3-2 (0-0 en tiempo regular) a las Chivas Rayadas del Guadalajara para consagrarse campeón de la Copa MX.
Querétaro necesitó de un ídolo, y lo encontró en la figura del arquero brasileño Tiago Volpi, quien tuvo dos atajadas en la tanda de penaltis para darle vuelta a la historia, a la página y alimentar el grito de “campeón, campeón”.