Más Información
Comisiones del Senado definen terna para CNDH; la componen Paulina Hernández, Rosario Piedra y Nashieli Ramírez
Familia LeBarón comparece ante Tribunal Federal de Justicia Administrativa; exige reparación del Estado mexicano
PRI, PAN y MC tienen legitimidad jurídica para impugnar la reforma judicial, determina SCJN; cumplieron con requisitos
“Órale, abran hijos de la v...” : Comerciantes del Centro confrontan a policías; reclaman por cierres en Palacio Nacional
Hace un año peleaba por su vida: Perdió un pulmón, pero le ganó la batalla al cáncer. Era difícil soñar que solo un año después Santiago Lange estaría abrazando a sus hijos en la costa de Río de Janeiro y gritando: ¡oro!
Lange y Cecilia Carranza ganaron el martes la medalla de oro para Argentina en la categoría mixta Nacra 17 de la vela en los Juegos Olímpicos de Río. Argentina se impuso con 77 puntos, uno menos que el medallista de plata Australia. El equipo de Austria se adjudicó el bronce.
Al cruzar la meta, los hijos de Lange, Yago y Klaus, quienes están compitiendo en los olímpicos en la clase 49er, se lanzaron al mar en la Bahía de Guanabara para llegar hacia su barco. En la orilla, lo esperaba su madre quien abrazaba a familiares y amigos que ondeaban una gran bandera celeste y blanca de Argentina.
"Lo soñé hace muchos, muchos años, y se me dio cuando ni siquiera se pensaba que podía estar en unos Juegos Olímpicos", dijo Lange. "Es algo maravilloso. Mis hijos fueron nadando hasta el barco...así que, ¿qué más se le puede pedir a la vida?".
La vida de Lange es de película. Ha tenido que aprender a navegar una ola de triunfos y una tormenta de retos, incluso luchando por su propia vida. Ha competido seis veces en los Juegos Olímpicos y había ganado dos bronces. Cuando se separó de su esposa, se fue a vivir a un barco de un amigo por cuatro años porque estaba sin dinero.
Hace un año sobrevivió al cáncer y se recuperó de una cirugía en la que le sacaron un tumor y en la que perdió un pulmón entero. El oriundo de San isidro, en la provincia de Buenos Aires, necesitaba otros aires. Así que hace ocho meses decidió mudarse a Río y seguir su pasión.
"En ese punto vino Cecilia diciendo que estaba buscando a un compañero, y no sabía si regresar a la categoría Laser, y estaba pensando en (la categoría Nacra), y ahí le dije: bueno, puedes probar con este viejo", dijo entre risas.
A los 54 años, Lange es el medallista de mayor edad en estos Juegos. Para otros medallistas más jóvenes, Lange es como un sabio maestro Jedi que ha peleado todas las batallas.
"Cuando yo tenía como 14 años, él ya era un héroe en el velerismo", dijo Thomas Zajac, quien con Tanja Frank de Austria ganó el bronce en el Nacra 17. "Me quedé muy impresionado cuando regresó para meterse al Nacra 17. Algunas personas estaban diciendo: 'ah, ese viejo', pero le mostró a todo el mundo lo que es capaz de hacer. Aquí está", dijo apuntando a su lado durante la conferencia de prensa de los medallistas.
Al ganar, la dupla argentina se fundió en un gran abrazo encima de la embarcación. Se movían las velas. Perdían el balance en la cubierta. Pero no les importaba. Era solo dicha. Venían de meses de superar adversidades. Muchos dudaron de que juntos podrían conseguir el podio y por fin habían llegado a la meta.
Al recibir la medalla, los hinchas comenzaron a corear el canto más conocido para animar a la selección de fútbol: "Ole, ole, ola, cada te quiero más. Soy argentino, es un sentimiento, no puedo parar". Era el litoral de la Bahía de Guanabara, pero parecía un estadio en Buenos Aires. Cuando izaron su bandera nacional frente al mar, los hinchas argentinos lo cantaron a todo pulmón, y Lange los acompañó sonriendo.
"Siempre soñé en ver la bandera argentina. Me había dolido en Atenas y en Beijing que no se escuché el himno", dijo Lange. "Es algo maravilloso.
Emocionada, Carranza, de 29 años, dice que ella siempre creyó, y ahora no podría estar más orgullosa de su experimentado compañero de vela.
"No sé si a 'Santi; no le gusta hablar de su enfermedad o de su edad. Solo sé que es una persona que sigue adelante", dijo Carranza "Es una persona que es un apasionado de lo que hace. Para mí es un placer poder trabajar a su lado, porque contagia. Y contagia mucho".
Es cierto. A Lange no le gustaba hablar de su enfermedad. Un día vio el titular en un artículo de periódico hablando de su batalla con el cáncer y le molestó. Sentía que su tenacidad para luchar contra la enfermedad distraía de su esfuerzo como deportista olímpico. Sentía un conflicto. Tanto así que se lo comentó a su profesor de yoga de más de dos décadas.
"Y me dijo: 'Santi, ten cuidado porque tal vez tu historia está ayudando a mucha gente. Ahora lo veo así: mi historia puede ayudar a mucha gente que está pasando por lo misma situación, o peor", dijo Lange. "Me siento muy orgulloso por haber superado esto y salir victorioso y espero que todos ellos puedan también luchar y hacer lo mejor que puedan para salir adelante".