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Hacía tres lustros que no integraban el podio continental, pero finalizar terceros en la Copa América Centenario sabe a poco a los miembros de una selección que soñaba con la corona.
Eso explicó el desencanto tras el silbatazo final del árbitro uruguayo Daniel Fedorczuk. Colombia volvió a imponerse a Estados Unidos en el torneo, pero la victoria (1-0) le supo amarga.
Una pequeña parte de su orgullo quedó restaurado. No más. Los dirigidos por José Néstor Pékerman se llevaron ese partido que prácticamente nadie quiere jugar, sin importar el certamen, porque el consuelo es una de las partes más dolorosas en el deporte.
Sudamericanos y norteamericanos lo demostraron sobre el césped del estadio de la Universidad de Phoenix. Unas cuantas pinceladas dieron cierto brillo a 90 minutos marcados por la frustración.
El chispazo más brillante fue colombiano. Juan Guillermo Cuadrado, James Rodríguez, Santiago Arias y Carlos Bacca construyeron una jugada que fue terminada por el goleador del Milán, quien sólo empujó la redonda hacia la meta defendida por Tim Howard (31’).
Clímax en una gris velada. Además de ese bello gol, los asistentes sólo se levantaron de sus butacas durante 120 segundos, tiempo que separó a los dos principales jugadas del complemento.
La primera fue de Cuadrado, quien estremeció el travesaño local con un sutil toque. Los futbolistas de Jürgen Klinsmann respondieron con una genialidad del atacante Bobby Wood, quien reventó el poste izquierdo del arco colombiano después de deshacerse de dos marcadores rivales.
Los representantes de la Concacaf intentaron alcanzar el tercer sitio del continente por primera vez en la historia, mas —como en Uruguay 1995— debieron conformarse con el cuarto. Aquella vez también les venció Colombia (4-1).
Selección que no llegaba tan alto desde 2001, cuando se coronó en casa tras vencer a México en la final.