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Al recibir las preguntas, el capitán agacha la mirada. Se concentra en lo que escucha. Piensa lo que habrá de responder. Pero al llegar el tiempo de hablar, siempre mira a los ojos. Fijo. Omar Bravo, máximo anotador en la historia del Guadalajara es así: un hombre que sabe medir los tiempos, que entiende cuándo es su turno.
Lo mismo pasa en la cancha. Apenas la semana pasada, ha visto la primera victoria de Chivas en el torneo desde la banca. Ni un reclamo. Cero aspavientos. Simplemente aguardar su oportunidad. Y parece que no tardará: este domingo en el Clásico Nacional, estaría de regreso en el cuadro titular.
Volverá con más hambre que nunca. En una charla exclusiva con EL UNIVERSAL, deja claro su deseo de brillar ante las Águilas: “Me parto la madre por anotar”. Habla, también, de cómo entiende esta clase de encuentros a los 36 años de edad, del liderazgo que ejerce dentro del plantel rojiblanco y las supuestas fracturas en el vestidor.
- Matías Almeyda dice que el Clásico es la fiesta del futbol y que por tanto hay que acudir bien peinados, bien perfumados… ¿El capitán del Guadalajara cómo define esta clase de duelos?
- Por como suele ser el futbol, no todos tienen la oportunidad de estar en equipos grandes como Chivas o América. De entrada, el poder jugarlo es un privilegio. Sobre esa base, cada jugador debe saber dónde está parado y el impacto que genera en los aficionados este tipo de partidos, tanto de ganarlo como de perderlo. Para el Guadalajara sería una gran alegría ganarlo y el repunte que pudiera darse durante el torneo. Los partidos hay que jugarlos, la tendencia de nosotros era jugar bien y empatar, nos quedábamos cortos, pero ahora se gana y existe esa confianza. Qué mejor que esa confianza no se pierda y que llegue un Clásico porque está por descontado que sales a jugarlo distinto y con algo más. Es algo muy pasional.
- Tal vez por la edad o la misma experiencia que te ha dado una exitosa carrera, entiendes diferente de qué se tratan estos duelos. ¿Te parece un partido que se debe enfrentar con una responsabilidad social distinta, por lo que provoca en millones de personas?
- Seguro, porque el estado de ánimo es distinto para ambas aficiones el lunes. Creo que esa consciencia llega conforme pasan los años porque el futbolista, como cualquier persona, adquiere cierta madurez donde le vas dando la justa medida, aprendes a dimensionar esas cosas en cuanto a qué impacto tendrá. Socialmente, Chivas es un equipo que tiene una gran responsabilidad.
Puede mover al país, sí, sin duda, estoy convencido de ello, por la idiosincrasia, pero eso cada jugador lo va a tener que vivir y que eso no lo rebase esa necesidad u obsesión de ganarlo por lo que representa, sino nada más ganarlo porque es un juego y hay que disfrutarlo.
- El torneo pasado, marcaste un doblete para vencer al América en el Azteca. ¿Es ese tu Clásico más especial o hay otro gol ante las Águilas que haya significado más para ti?
- Quizá te pudiera decir que si me supo en algo diferente fue porque mi hijo recién nacía. En esa parte más bien familiar sí me generó algo especial, pero en realidad, todos los Clásicos tienen algo especial para mí y un gol es algo especial. Tan es especial, que estoy ávido ahora mismo de anotar y con esa exigencia autocrítica con que me he manejado, de poder reaccionar y anotar porque el equipo lo demanda así, porque mucha gente tiene las expectativas muy altas en este equipo, aunque ya ha pasado medio torneo.
- En ese ejercicio de consciencia y autocrítica que normalmente haces, ¿por qué crees que fuiste a la banca ante Querétaro?
- Porque el entrenador lo decide así y porque yo soy un jugador más dentro del equipo, más allá de la cinta de capitán, que es una responsabilidad que el vestidor te otorga, pero también muchas veces me he cansado de decir, una y otra vez, que lo que yo necesite no está por encima del equipo. Voy a apoyar igual o más. Soy el más contento si el equipo anota y gana. Tampoco significa que voy a bajar los brazos y me voy a tirar a la hamaca. Al contrario, mi esfuerzo va a ser redoblado y buscaré jugar al límite de mis posibilidades, siempre manteniéndome en el margen de una competencia leal.
- Llegando a cierta edad ya no hace falta que nadie te pique el orgullo, pero siendo el histórico que eres para este club, ¿ir a la banca te movió algo el hambre de ganarte una vez más el puesto para regresar en el Clásico?
- El hambre y las ganas de trascender no están en ningún manual. Es algo que cada jugador trae y debería estar por descontado en cada partido que juegas. Muchas veces entiendo que no es así. Pero no, al contrario. No puedo especular, pero como cualquiera yo tengo muchas ganas de jugar, es normal, es algo natural, quieres estar en una vitrina como esta. Mi hambre y mis ganas de trascender a los 36 años siguen intactas. Es más, incluso creo que conforme vas avanzando es aún más, siempre con el afán de que tu equipo gane, que tú te sientas bien como jugador y llegues bien a casa porque al final del día, esto es un juego y siempre quieres salir a ganar.
- ¿Este Clásico y los que vengan en los dos años de contrato que firmaste, se siente diferente por tratarse de uno de los últimos que vives y por pensar que son pocas ya las oportunidades que quedan para dejar huella en esta clase de duelos?
- Trato de vivir mi presente, no estoy pensando si va a ser el último o no. Sí tengo claro que siempre en instituciones grandes, cada seis meses estás bajo la lupa, independientemente de que tengas 15 años de contrato, más en un equipo como el Guadalajara. Pero no, vivo mi presente y trato de disfrutarlo, asumo mi responsabilidad, soy autocrítico, pero también me rompo la madre por anotar y por jugar. A mí nada me va a cambiar mi manera de trabajar, ni incluso cuando se te juzga tu liderazgo, porque eres “buen líder” cuando anotas y eres “mal líder” cuando no anotas, entonces empiezan a anteponer más tus defectos. Es una dinámica que siempre ha existido en el futbol, lo importante es cómo sepas manejarlo.
- ¿Cómo has manejado el liderazgo que tienes? Porque lo que dices es cierto: cuando la cosa va bien, todo mundo dice “Omar es un gran líder”, pero cuando va mal, incluso se te empieza a culpar de muchas cosas…
- Como cualquier persona, como ser humano que soy, también trato de ver quién lo dice y si a lo mejor en una crítica constructiva, estoy haciendo algo mal, lo tomo de la mejor manera, pero si es destructiva y veo que está fuera de foco o sin fundamento, pues no le doy mucha relevancia. Sé quién soy. Mis compañeros nunca se han quejado nada mío, al contrario, haces cosas que no son de la cancha y nadie las ve. Es con lo que tienes que aprender a vivir y sobrellevarlo en un equipo como Chivas.
- Eres líder en este equipo desde hace mucho tiempo. No te digo que el vestidor esté roto porque sería irresponsable de mi parte afirmar algo que no me consta, pero sí te pregunto: ¿ha sido más difícil que en otras ocasiones mantenerlo unido?
- Nombre, ha sido el más fácil. Cuando la cosa no va bien, siempre se va a generar controversia o se va a decir que el vestidor está roto… Yo te diría ahora mismo que es uno de los vestidores donde más a gusto he estado. Cuando la cosa marcha mal, siempre se va a decir que existe alguna fractura, algún rompimiento, pero no hay ni rompimientos, ni fracturas, ni nada. El equipo está pensando en unirse más que nunca, por ese tipo de especulaciones o rumores y salir a ganar el Clásico.