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daniel.blumrosen@eluniversal.com.mx
Tres palabras bastaron para que toda la ilusión de Alfonso Sosa se hiciera añicos: “Gol de Puebla”. Justo después de que el árbitro Francisco Chacón pitara el final del primer tiempo, el director técnico de la Universidad de Guadalajara fue abordado por su auxiliar Alberto Clark, quien le informó la anotación de Alfonso Tamay. De nada servía ganar, porque el resultado de La Franja en Torreón (2-2) lo aniquiló.
Eso explicó su mesura cuando Jonathan Gonzáles firmó el doblete (67’) que garantizó el estéril triunfo de los Leones Negros (2-0).
Sólo sirvió para eliminar al Cruz Azul y alargar la racha cementera sin dar la vuelta olímpica (por lo menos llegará a 18 años). También clasificó al Guadalajara, el Querétaro y el Pachuca.
Tras un año en la Primera División, el club tapatío ha vuelto a la Liga de Ascenso. Nunca había perdido la categoría por la vía deportiva. Hace 21 años, la Federación Mexicana de Futbol adquirió la franquicia y después la desapareció para reducir el número de clubes en el Máximo Circuito.
Por lo que prácticamente todos los jugadores derramaron lágrimas de sangre al enterarse que la victoria no alcanzó. En ninguno de sus anteriores 16 encuentros como visitantes hicieron más de un tanto. No, la efectividad de Gonzáles ante José de Jesús Corona tampoco alcanzó.
Circo de dos pistas que tuvo como ganadores a los que jugaron en el Corona. Los Camoteros se salvaron, mientras que el Santos Laguna se mantuvo en zona de clasificación. Necesita que el Toluca hoy no derrote a los Tigres para jugar la Liguilla.
Etapa que se ha vuelto inalcanzable para La Máquina, cuyo lastimado pueblo volvió a exigir la salida de Luis Fernando Tena. Los primeros llegaron cuando aún perdía por un tanto. Era el partido de la obligación celeste... Por eso fueron derrotados.
Incluso en la batalla de los sentimientos, esa que Christian Giménez perdió antes del ecuador del juego. Reclamó airadamente aquella mano consignada por el asistente José Luis Camargo, quien hizo una seña a Chacón que indicaba amonestación. Se llevó la mano al costado izquierdo de su pecho, mas el silbante no toleró la actitud del ´Chaco´ y le mostró el carmesí (42’).
Preludio de la nueva tragedia cruzazulina, aderezada por el enardecimiento de una afición fastidiada de las calamidades. Muchos comenzaron a irse cuando faltaban cinco minutos. Sabían que su equipo no daría para más, aunque otro gol de los Camoteros los devolvía a puestos de Fiesta Grande. Ironías del futbol, mientras los azules anhelaban un tanto poblano, los tapatíos rezaban por otro de los laguneros. Ninguno llegó y ambos abandonaron el campo con la mirada absorta.
La odisea de la UdeG por la Primera terminó con el triunfo más amargo. Logró vencer a un grande que sólo tiene el pasado como tesoro, porque la fortuna ha dejado de apoyarle desde hace años. Quedó claro con aquel remate de Roque Santa Cruz al poste de la meta de Humberto Hernández. Habría sido el transitorio empate a uno, pero esas historias afortunadas no suelen ser protagonizadas por el Cruz Azul.
El “¡Fuera Tena, fuera Tena!” retumbó mientras los Leones Negros se agruparon para indagar qué sucedía en La Comarca. Cuando se oficializó la igualada entre Guerreros y Camoteros, el néctar de la tragedia brotó. De nada sirvió superar a La Máquina. Los Leones volverán al Ascenso, mientras que el Cruz Azul añadió otro eslabón a su interminable cadena de fracasos. Lágrimas por doquier en el Azul, muestra del fracaso de ambos.