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La primera vez que hablé con Dorian Ulises López fue en una sesión de fotos. Su carisma y entusiasmo por la fotografía provocó en mí un gran optimismo por el retrato y la representación fotográfica de la cotidianidad: “Me gusta mucho la foto de moda, pero yo soy más de salir a la calle y tomarle fotos a la gente real” me dijo. Ahora, con su proyecto en Instagram @mexicanomx, se observa una fusión entre la fotografía documental y la fotografía de moda.
Con retratos tomados durante sus viajes, Dorian Ulises López, es uno de los fotógrafos que ha tratado de erradicar los cánones estéticos impuestos por la cultura mainstream y exponer que la belleza no sólo se encuentra en revistas, televisión o fotografías de moda. Para él, la belleza está en todos lados. Su cuenta de Instagram exhibe más de 200 fotografías que imprimen diversidad y folclor mexicano.
Está claro que pertenecemos a una época donde las imágenes son un medio importante para nuestro consumo cultural y nuestra construcción de la realidad. El contexto social, político y cultural se ve reflejado claramente en el consumo de imágenes y productos audiovisuales. Cada fotografía de Dorian es una ventana a una realidad de la cual pertenecemos todos y que muchas veces no logramos distinguir. Sus fotografías se convierten en un lazo que nos une más como comunidad y nos invitan a darnos cuenta que la belleza no es algo inalcanzable.
Mexicano expuso por primera vez en la Bienal Whitney de Nueva York con retratos tomados en distintas partes de México y que comunican algo más que tonos de piel: las fotografías, por sí solas hablan de una situación política y cultural; son documentos que imprimen nuestra época, tal como lo hicieron las fotografías de principios del siglo XX.
Poseer la belleza
Para la ensayista Susan Sontag, la belleza era algo que podría “ilustrar un ideal, una perfección”; sin embargo, considerando las múltiples posturas y las diferentes definiciones, llegamos a la conclusión que no es más que una forma de definir algo atractivo a nuestros ojos, y que por ende recae en una experiencia estética. A su vez, para la diseñadora Rei Kawakubo, “algo bello no tiene porqué ser bonito” y ahí está el punto esencial de todo: la belleza, ilustra una perfección; sin embargo, no tiene porqué serlo para alcanzar esta categorización.
Sin embargo, más allá de interpretar estas posibles definiciones, existe algo más sobre la fotografía que enaltece o expone una belleza “externa” de las personas. Las objetivaciones virtuosas de la belleza expuestas en el trabajo de Mexicano nos hace apropiarnos de una belleza que no cualquiera se ha atrevido a poseer. Dorian se ha apropiado de un tipo de belleza que ha sido discriminada y excluida y que por ende mantiene relaciones con lo ético y moral. Los cánones estéticos, una vez más, demuestran que no tienen que ser de acuerdo a una virtud o a una normativa específica; más bien, la belleza es, siguiendo a Sontag “una forma de idealización” que puede ser maleable y adaptarse según sea el caso por otros para así conseguir una aceptación o rechazo absoluto.