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Alguien dijo alguna vez que los diamantes son para siempre. Con ello quedó claro que el mundo considerará a tales piedras como el epítome del lujo y de la ostentación, de lo extremadamente bello y, por tanto, de lo inalcanzable para muchos. Aunque esto podría darse casi por sentado en varios sentidos, lo cierto es que como Thomas Alva Edison dijo en algún otro momento histórico de la cultura “el valor de las ideas yace en el uso que les demos”. Lo anterior inevitablemente nos hace pensar que no todo en materia de joyas o piedras preciosas está escrito. Al menos no para gente como Gijs Bakker.
Bakker, diseñador industrial y de joyería nacido en los Países Bajos en 1942, tuvo una idea revolucionaria que lo convertiría en uno de los hitos del diseño a nivel global y en un referente que hatransformado la manera en que concebimos la joyería de lujo: explorar más allá de los límites conocidos y establecer al menos una conversación nueva en torno a conceptos como el valor, el carácter único de los objetos y, por supuesto, la importancia de la simbología.
En los años 60, junto a su entonces esposa, Emmy van Leersum, comenzó una travesía ilustrada con piezas de joyería y diseño de ropa que con el paso del tiempo los llevaría a concebir piezas que marcaron una época y hoy son imprescindibles. Luego de trabajar para renombradas marcas a nivel mundial y ejercer la docencia por más de 40 años, Bakker y Renny Ramakers fundaron Droog Design, un colectivo de diseñadores en 1993. Chi ha apura…? (¿Quién tiene miedo de?, que más tarde se convertiría en CHP…?) vería la luz en el año de 1996 y es la razón por la que hoy el Museo Franz Mayer recibe la exposición Chp…? Joyería. Un proyecto de Gijs Bakker, muestra que reúne el trabajo de diseñadores contemporáneos enfrascados en la misma labor: explorar hasta dónde llegan los conceptos de lo que conocemos como joyería, un proyecto Gijs Bakker.
PUNTO DE PARTIDA
¿Qué hace que una piedra de color amatista valga menos o más que una amatista genuina? ¿Lucen igual? ¿Podemos confiar en ciertos valores para juzgar cómo vemos las cosas? Tales son el tipo de cuestionamientos a los que uno llega tras ver piezas como Real, del mismo Bakker, un anillo con dos gemas del mismo color: una es una amatista y la otra es un cristal de la misma tonalidad. Efecto similar provocan piezas como Unidos en sangre de Katja Prins, la cual es un ensamble que puede utilizarse como collar y reúne un rosario católico, un tasbih (islam) y una mala (budismo), todos pintados de rojo con un afán intrínsecamente estético que no deja de generar una reflexión acerca de la religión y la manera en que nos relacionamos con ella.
Menciones especiales merecen piezas como el broche Bling Bling, de Frank Tjepkema, una amalgama de diminutos logotipos de las marcas más representativas del planeta, en chapa de oro y montadas una sobre otra. También, Nariz, de Marcel Wanders, una nariz de payaso dorada que se usa como collar pero, por supuesto, no deja de ser nunca una nariz falsa; Espinas, de Paolo Palma, es una suerte de prótesis plástica para adornar la piel, Llave de oro 4$, de Martí Guixé que es una pieza de oro para teclado de computadora que sustituye a la que probablemente sea una de las más usadas: la del signo de dólar.
Con un total de 120 piezas que conforman la exposición CHP…? Joyería. Un proyecto de Gijs Bakker, esta muestra es por mucho una de las opciones más interesantes del verano en la CDMX. Es ideal no sólo para diseñadores, arquitectos y creadores interesados en la rama, sino también para quienes buscan encontrar alternativas interesantes al concepto usual del lujo. México y sus museos se están llenando de moda y eso siempre estará bien.
Lo que piensa Gijs Bakker, artista:
“La joyería es mucho más íntima que una obra de arte. Por eso me gusta que mis piezas estimulen la razón y las emociones de mis clientes.”