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Cuando Borja Vázquez, Alberto Artacho y el duque de Feria —Rafael Medina—, fundaron Scalpers en 2007, la marca tenía todo para fracasar. No sólo el origen social de la firma se prestaba a una crítica despiadada en la industria. ¿Cuántos no los tomarían por tres niños ricos jugando a hacer moda? Además, el contexto económico global de entonces era el menos favorable para iniciar un negocio. Estados Unidos se enfrentaba a la crisis de hipotecas subprime, que estaba provocando derrumbes bursátiles a nivel mundial y la depresión económica española estaba por llegar. Sin embargo, contra todo pronóstico, la marca se posicionó como un icono preppy de la moda masculina en España, y ahora planea hacer lo mismo en México.
En entrevista con El Universal, Borja Vázquez explicó que el éxito de Scalpers radica en el contacto constante que la marca asume con clientes reales: hombres que buscan un punto medio entre el lujo y el fast fashion. “Nuestros consumidores buscan un toque diferente, con la seguridad de haber confiado en un referente de estilo y elegancia. Se saben centro de atención por su personalidad y carácter, son exigentes y están al día con las tendencias.” Bajo ese criterio, la marca viste a sus clientes con smoking slippers, corbatas coloridas y piezas de sastrería a la medida.
El éxito de Scalpers en Europa es indiscutible. Su facturación pasó de 4.5 millones de euros en 2010 a 19.5 millones en 2015. En México la marca sólo ha estado presente desde hace dos años —con una tienda en Antara, otra en Antea (en Querétaro) y distribución en El Palacio de Hierro—, pero el éxito se ha facilitado gracias a la afinidad entre el mercado español y el latino. “A los clientes de ambos países nos gustan los colores alegres y las prendas no muy pesadas. Se venden muy bien nuestras camisas, blazers y trajes”, comentó Vázquez. En los próximos tres años, la firma planea posicionarse como uno de los cinco principales operadores de moda masculina en el país y contempla la apertura de ocho a diez tiendas y corners en departamentales.