Esos molestos barritos, que se muestran como puntos rojos e inflamados sobre tu rostro y dejan la piel brillosa o producen puntos negros, no son otra cosa que una afección cutánea llamada acné.
De acuerdo con la dermatóloga Juana María Portugal, este padecimiento tiene su aparición en la adolescencia (o un poco antes) y, aunque predomina en los hombres, cualquier persona puede padecerlo. Se origina por las hormonas sexuales masculinas (andrógenos), que estimulan las glándulas sebáceas. Éstas segregan exceso de grasa en la epidermis, que al no eliminarse da lugar a la formación de un pequeño bulto, comedón, pápula, pústula o nódulo, que contiene sebo y bacterias. Su rotura provoca la inflamación leve o grave de los folículos.
Para ahondar en el tema y aclarar todas nuestras dudas al respecto, conversamos con la doctora más a fondo, para dar algunas soluciones y lograr lucir una piel radiante.
¿Qué factores lo detonan?
Además de los hormonales, el único factor aceptado universalmente como causante del acné es la herencia, ya que se transmite aparentemente de forma autosómica dominante. Entonces, una vez que el factor genético está presente, los brotes pueden estar influidos por las hormonas, la dieta diaria, los cambios climatológicos, el sol y algunas sustancias ingeridas, como el complejo de
vitamina B, creatina y cortisona, entre otros medicamentos. Sin embargo, esto puede variar.
¿Cuál es el tratamiento a seguir?
Una vez identificado el tipo de acné, el tratamiento se puede dividir en dos pasos:
• Control y mantenimiento: se utilizan productos dermatológicos, sustancias queratoloticas, astringentes y antisépticas de forma tópica, y antibióticos vía oral.
• Definitivo: a base de isotretinoína, debe utilizarse por vía oral. Nota: se debe evitar manipular las lesiones y la automedicación, ya que lejos de ayudar podría agravar el cuadro provocando cicatrices.
¿Qué rutina diaria se recomienda?
Se debe realizar religiosamente si se quieren ver resultados a corto y largo plazo. Éstos son los pasos a seguir:
• Lavar la cara mañana y noche con jabones suaves, de preferencia en gel o líquidos.