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En 1961, la carrera de la modelo británica April Ashley, que incluyó tanto una sesión con el afamado David Bailey como un papel en un filme, terminó abruptamente luego de que un artículo revelara su transexualidad. Medio siglo después, y a pesar de que los derechos para la comunidad trans han mejorado a cuentagotas, la moda se ha convertido en una de las plataformas que les permite alcanzar el éxito y, a través de él, convertirse en activistas e iconos de estilo.
Aunque existe recelo por parte de ciertos grupos conservadores, firmas como Givenchy, Benetton, Redken y Make Up For Ever han confiado campañas y pasarelas a una nueva generación de modelos que no sólo destacan por su físico impecable, sino por su inteligencia, necesaria para transformar los estereotipos negativos en nuevas alternativas de glamour.
A su causa se han unido la actriz Laverne Cox y la exdeportista Caitlyn Jenner, quienes, aunque no están directamente involucradas con el mundo fashion, han logrado que el tema se debata de una manera más abierta. Además, ambas son, respectivamente, las primeras mujeres abiertamente transexuales en aparecer en las portadas de Time y Vanity Fair.
¡Es hora de un cambio! “Una persona transexual es aquella que opta por modificar de manera permanente sus caracteres sexuales primarios, mientras que una persona transgenérica se enfoca únicamente en los secundarios. Ambas se logran a través del reemplazo hormonal, intervenciones quirúrgicas u otras, a fin de adaptar su anatomía a su identidad sexogenérica”, explica Angie Rueda Castillo en su ensayo Derechos Humanos y Transexualidad: Discriminación y Violencia.
Si bien a lo largo de la historia existieron personas que eligieron pertenecer a otro género, la transición absoluta fue posible hasta las primeras décadas del siglo XX, cuando los avances quirúrgicos permitieron la realización de complejos procedimientos en el cuerpo humano. No obstante, Lili Elbe, una de las primeras mujeres transexuales, murió luego de un fallido trasplante de útero. En las siguientes décadas, algunos métodos se fueron perfeccionando por figuras como el doctor Georges Burou, quien desde su consultorio en Casablanca ayudó a cientos de mujeres con efectivas e innovadoras técnicas.
Paralelamente, algunas de estas figuras lograron hacer eco en los medios, como la Warhol Superstar Candy Darling y la bailarina Coccinelle, pero, a excepción del fugaz éxito de Ashley, la industria de la moda se mantuvo alejada hasta los años 90. Mientras tanto y previo a su éxito en series como Sex and The City, Patricia Field creó una boutique en la que la comunidad trans podía encontrar tanto piezas adecuadas para ellas como una fuente de trabajo estable. Precisamente fue una de sus exvendedoras quien logró atraer las miradas de fotógrafos y diseñadores.
Dotada de exageradas curvas, labios hiperrealistas y un perfecto uso del lenguaje corporal, Amanda Lepore encarnó a Elizabeth Taylor y Marilyn Monroe en las imágenes de David LaChapelle basadas en las obras de Warhol. Además de su atrevimiento e innata capacidad para posar, Lepore ofrecía lo que ninguna otra modelo de su tiempo: llevar las características más deseadas en un cuerpo femenino al extremo, transformándose, incluso, en la versión de carne y hueso de Jessica Rabbit.
“Más que tratar de imitar a las chicas con las que crecí y que se burlaban de mí, decidí desde un principio que me iba a convertir en una estrella de cine. Para mí, el investigar y observar a Marilyn Monroe, Jean Harlow y todas esas rubias hollywoodenses con los senos y las caderas grandes fue como un escape”, explicó en una entrevista al portal Into The Gloss.
Además de su colaboración con LaChapelle, la cual incluyó comerciales para Armani Jeans y Swatch, la sensual rubia logró transformarse en socialité y cantante, lo cual dio un giro importante a su carrera; pero, sobre todo, sentó un precedente en la comunidad trans, hecho por el cual siempre tendrá un lugar especial.
¿Hay vida más allá de la pasarela? Las puertas de la moda abrieron lentamente. Pero, una vez cruzada esa frontera, no hubo marcha atrás. En 2010, Lea T, ayudada por Riccardo Tisci, volvió a poner el tema sobre la mesa al posar para la campaña Otoño/Invierno 2010-11 de Givenchy. La exasistente del diseñador, quien en ese momento estaba a punto de completar su transición, inició una fructífera carrera que la ha llevado a posar para Benetton, Alexandre Herchcovitch y Redken.
Posteriormente, Bruce Weber retrató la campaña de los almacenes Barneys con 17 hombres y mujeres trans en una campaña que narraba sus historias de vida, mientras que, en las pasarelas, figuras como Hari Nef y Valentjin de Hingh han desfilado para Hood By Air y Tom Ford. En tanto, Andreja Pejic dio un nuevo giro a su carrera luego de su transición como parte del desfile de Giles y como rostro de Make Up For Ever.
“Son tres procesos sociales en los que podemos ubicar la irrupción de modelos transgénero en el ámbito de la moda: el desplazamiento de las fronteras entre lo público y lo privado, la rápida metamorfosis de los roles de género en la división del trabajo y la emergencia de nuevas masculinidades”, explica el sociólogo Alejandro Sánchez.
No obstante, y a pesar de la rápida aceptación que están teniendo como modelos y actrices, varios miembros de la comunidad trans han sido blanco de discriminación y violencia, lo que no ha pasado desapercibido para las nuevas estrellas. En repetidas ocasiones ellas han señalado que su lucha aún está lejos del final.
“El principal reto de los modelos transgénero es buscar en que su acto de transgresión (voluntario o no) vaya más allá de un desfile y pueda hacer que menos personas sean discriminadas por no formar parte de los modelos estéticos heteronormativos, binarios y excluyentes dominantes todavía en la sociedad. Así podrán alcanzar pleno reconocimiento y respeto en la esfera jurídica, cultural y social”, asegura Sánchez.
El granito de arena de los miembros más reconocidos de esta comunidad es visible en sus interacciones con los medios. En lugar de tolerar preguntas humillantes o indiscretas, ellas han decidido educar a los entrevistadores.
“La preocupación con la transición y las cirugías ‘cosifica’ a la gente. Al enfocarnos solamente en los cuerpos, no nos estamos enfocando en las realidades de opresión y discriminación que muchos sufren”, expresó Cox, quien junto con la modelo Carmen Carrera mantuvo una tensa charla con la presentadora Katie Couric en enero de 2014.
A través de sus declaraciones, estas figuras han aprovechado la atención de los medios para eliminar poco a poco la serie de estereotipos negativos y ofrecer una imagen más sofisticada, positiva, y sobre todo, incluyente. Si continúan rompiendo esquemas, es probable que, dentro de 20 años, su generación sea recordada como la de las supermodelos de los 90.