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Alien, duende, rata, gremlin, entre otros, son algunos de los calificativos que ha escuchado a lo largo de su vida esta top model. Contrario a lo que se esperaría, esta norteamericana de sólo 17 años, ha sabido encauzar su belleza atípica para colarse en el Olimpo del modelaje.
Sus particulares rasgos (pómulos prominentes, ojos profundos y grandes orejas), que en su infancia le valieron numerosas burlas por parte de sus compañeros, son los que hoy le abren la puerta en la industria de la moda. Desde Miuccia Prada hasta Karl Lagerfeld (quien la eligió para cerrar su desfile de Alta Costura Primavera/Verano 2015), los creadores y las firmas más prestigiadas se disputan sus servicios.
“Nunca creí que mi semblante fuera tan extraño, pero luego empecé a escuchar que las personas decían cosas como: ‘Esa chica es un alien’, y yo sólo pensaba: ‘¿Cómo? ¡Soy una joven normal!’”, ha declarado la modelo.
Chica de portada.
Dada su ordinaria vida en Filadelfia, ciudad donde nació, así como por su belleza alejada de los cánones, Bair nunca se imaginó dedicarse al modelaje: “¿Quién hubiera pensado que una chica que pasó la mayor parte de su infancia con una ‘uniceja’, gafas y una playera de Yoda aparecería en la portada de Vogue Italia?”, ha señalado.
Fue en un mercado de segunda mano en Nueva York donde un cazatalentos se acercó para proponerle que visitara su agencia de modelos. En principio, ella creyó que se trataba de una estafa, pero luego de investigar en Internet, se dio cuenta de que era una compañía seria y reconocida, de la que formaban parte maniquíes como Adriana Lima y Lindsey Wixson.
En sólo unas semanas, la modelo se trasladó a Nueva York y, posteriormente a Europa para participar en los shows de París y Milán. Alexander McQueen, Giambattista Valli, Gucci y Fendi son algunas de las firmas para las que ha desfilado. Su ascenso se ha dado de manera trepidante, pues comenzó a facturar en julio del año pasado y hoy, a un año de haber incursionado, cuenta con portadas para prestigiados títulos como Vogue y W, así como campañas publicitarias para Coach y Marc Jacobs.
Una rara avis.
A muchas jóvenes, formar parte de la industria de la moda las lleva a cuestionar su talento y, en varias ocasiones, su belleza. Más de una se somete a dietas extremas con tal de ser elegida para lucir las creaciones de Valentino o aparecer en la portada de alguna revista.
A Bair, por el contrario, este oficio le ha abierto los ojos respecto a su aspecto y la ha llevado a aceptarse con sus diferencias. “Para mí, la belleza auténtica radica en amar a los demás y siempre tener confianza en ti mismo y en cómo luces, sólo eso”, ha asegurado. Y no es para menos, además de su rostro, que ha sido comparado con el de una rata, Molly mide 1.85 metros de altura, por lo que rara vez pasa inadvertida en los lugares que visita.
De hecho, más de una persona se le ha acercado con un poco de curiosidad para preguntarle si es modelo y de dónde es originaria. Antes de entrar de lleno en el campo de la moda, la estadounidense creía que sólo las mujeres de siluetas curvilíneas y pieles bronceadas (como los “angelitos” de Victoria’s Secret) tenían derecho a aspirar a una campaña publicitaria. Dicha percepción de la belleza y de la industria ha cambiado gracias a su trabajo, en el que convive a diario con jóvenes de distintas razas y latitudes. No cabe duda: las reglas se hicieron para romperse, y esta modelo disfruta como nadie no ser la típica chica de al lado.