Recientemente, con el valioso apoyo de la Cancillería y del embajador Ernesto Céspedes, tuve la oportunidad de hacer una visita de trabajo a Finlandia, uno de los países con mejores resultados educativos en el mundo. La educación pública finlandesa es de mayor calidad que la educación privada y las escuelas son espacios eficaces para igualar oportunidades. A finales del mes, se llevará a cabo el siguiente periodo extraordinario para discutir las leyes secundarias de la reforma educativa. Rescato tres mejores prácticas del sistema educativo finlandés que sugiero se consideren en el debate.

La primera y más importante es que los niños son el centro del modelo; el maestro se concibe como un guía y se enfoca que el niño aprenda. Para que esto sea posible el concepto clave es “autonomía”. Autonomía en el aprendizaje, pues el enfoque pedagógico finlandés se centra en estimular la curiosidad de las niñas y los niños e impulsarlos a investigar y aprender más sobre los temas que les interesan. Autonomía también de las escuelas, con una gran independencia para tomar decisiones, desde la contratación de su planta docente hasta adecuaciones a los contenidos curriculares. En la discusión sobre las leyes secundarias habrá que cuidar que se preserve y fortalezca la noción de autonomía de gestión que ya está contemplada en la Ley General de Educación e incorporar la de autonomía curricular. Posteriormente, habrá que mantener el énfasis en la autonomía del aprendizaje de cada niño.

La segunda reflexión es sobre el lugar que ocupa el maestro en la sociedad. El factor central para explicar el éxito del sistema educativo finlandés es sin duda la excelencia de sus maestros. Esto se explica porque los maestros en Finlandia son profesionales muy bien pagados, pero principalmente porque ser maestro es una distinción. Los mejores estudiantes quieren ser maestros porque es una profesión satisfactoria, con estabilidad laboral y un gran reconocimiento social. Además, ser maestro es un compromiso para toda la vida, con los estudiantes y con el propio desarrollo profesional. Por eso, todos los maestros en Finlandia tienen maestría. Quizá sea momento de dar ese paso también en nuestro país y procurar, como parte del sistema integral de formación que mandata la reforma educativa, que el Estado brinde oportunidades para que todos los maestros que así lo decidan acrediten grados de maestría en pedagogía.

Un tercer aspecto de atención en Finlandia es el sistema para hacer realidad la obligatoriedad de la educación; no sólo en el papel, sino con apoyos para quienes los requieran y sanciones para quienes, a pesar de todo, no llevan a sus hijos a la escuela. En un encuentro que sostuve con un grupo de estudiantes de secundaria, les pregunté qué les hacía permanecer en la escuela: No hay opción, contestó un joven adolescente. En México, seguimos acumulando niveles educativos que son considerados “obligatorios”. Con la última reforma constitucional entraron a esta categoría la educación inicial y la superior. Al mismo tiempo, según el último reporte de la Infancia Cuenta, siguen existiendo 5 millones de niños y jóvenes entre los 3 y los 17 años que no asisten a la escuela. Esto es inaceptable y nos obliga a reforzar medidas para hacer efectiva la obligatoriedad de la educación básica y media superior, contemplando los apoyos focalizados necesarios para garantizar el acceso de los más desprotegidos y sanciones para quienes sean negligentes con el derecho de los niños a la educación. El reto es que en México sea verdaderamente obligatorio que los jóvenes asistan a la escuela hasta los dieciséis años y el Estado garantice hasta educación superior a todos los mexicanos como lo marca la Constitución.


Diputada Federal.
@cynthialopezc1

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses