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Hace casi 80 años, Lilly Cassirer entregó a los nazis un cuadro de Camille Pissarro de valor incalculable que tenía su familia a cambio de asegurar su salida de Alemania durante el Holocausto.
Desde hace casi 20 años, los herederos de la mujer intentan recuperarlo.
La Corte de Apelaciones del 9no Circuito de Estados Unidos reconoció el lunes el derecho de la familia a presentar ante el tribunal sus alegatos de por qué el Museo Thyssen-Bornemisza en España debe entregar un cuadro que ha sido una pieza central de su colección valorada en 2 mil millones de dólares desde 1993.
“Fue un resultado muy, muy bueno”, dijo el abogado de la familia, David Boies, sobre la decisión del tribunal de revocar un fallo de 2015 que desestimó la demanda. “Envió un mensaje muy fuerte de que ni siquiera las instituciones públicas pueden tomar posesión con mala fe de posesiones robadas y después de algún modo obtener su titularidad con el paso del tiempo”.
El abogado del museo, Thaddeus J. Stauber, dijo que España sigue confiando en que terminará ganando el caso, añadiendo que en realidad el museo adquirió la pieza de buena fe.
Sin embargo, el tribunal de apelaciones indicó en su fallo que el museo no ha establecido que no supiera que la pintura fuera robada cuando se la compró al barón Hans-Heinrich Thyssen-Bornemisza, uno de los herederos del gigante alemán del acero Thyssen y uno de los coleccionistas de arte más destacados del siglo XX.
La pintura, “Rue Saint-Honoré por la tarde. Efecto de lluvia”, es un óleo impresionista creado por Pissarro en 1897 cuando vivía en París.
El suegro de Lilly Cassirer se la compró directamente al marchante de arte del artista y se lo dejó a ella y a su esposo al morir.
En general, los dos bandos están de acuerdo en lo que ocurrió después:
Lilly Cassirer se vio obligada a vender el cuadro a un tratante de arte berlinés designado por los nazis por el equivalente a 360 dólares y visas de salida para ella, su esposo y su nieto en 1939. Ella consiguió las visas, pero los nazis se quedaron el dinero.
Para cuando terminó la II Guerra Mundial , el cuadro había desaparecido. Creyendo que se había perdido, el gobierno alemán pagó a Cassirer 13 mil dólares como indemnización en 1958.
En 1999, un amigo de su nieto, Claude Cassirer, que había huido de Alemania con Lilly, vio una foto del cuadro en un catálogo y se puso en contacto con él. Pronto supo que estaba en un museo de Madrid.
“Se quedó completamente anonadado porque creía que la pintura se había perdido”, dijo el año pasado a The Associated Press su hijo, David.
La familia, señaló, acudió a canales diplomáticos para recuperar la pintura, pero recibió una negativa rotunda.
Tras la muerte de Claude Cassirer en 2010, su hijo se hizo cargo del proceso. No está seguro de qué haría la familia con el cuadro, aunque dijo creer que debe mostrarse al público. La pieza se ha valorado en más de 30 millones de dólares .
Thyssen-Bornemisza compró el cuadro por 275 mil dólares en 1976 a un galerista de Nueva York. Se había vendido varias veces entre coleccionistas estadounidenses antes de eso.
El barón terminó convirtiendo su colección de más de 700 obras a España, y una organización sin fines de lucro gestiona el museo bautizado en su nombre.
nrv