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ssierra@eluniversal.com.mx
El diseñador gráfico Lance Wyman será quien realice el diseño de los paradores e imagen de la Línea 7 del Metrobús en Paseo de la Reforma; esta semana se concretó que él —quien es el autor de la gráfica del Metro de la Ciudad de México y la de Papalote Museo del Niño— desarrollará el proyecto para el gobierno de la Ciudad de México.
La elección de Wyman por parte del gobierno de Miguel Ángel Mancera es cuestionada por Javier Ramírez Campuzano, hijo de Pedro Ramírez Vázquez y titular de los derechos de su obra. Ramírez Campuzano, arquitecto como su padre, acusa que el diseñador estadounidense, nacido en Newark, N.J. en 1937, se presenta como el autor del logotipo de los Olímpicos de México 1968, y de otros elementos gráficos relacionados con los juegos, cuando el autor del logotipo fue el arquitecto Ramírez Vázquez, como quedó registrado ante la Dirección General del Derecho de Autor, el 12 de julio de 1967.
Agrega que todo el programa de diseño fue trabajo de un equipo creativo que encabezaban el diseñador Eduardo Terrazas (responsable de Diseño Urbano) y la editora Beatriz Trueblood (en Publicaciones), bajo el mando de Ramírez Vázquez, presidente del Comité Organizador de las Olimpiadas. Para el programa de diseño se integró un equipo en el que participaron también José Luis Ortiz, Manuel Villazón, Abel Quesada, Beatriz Colle, mientras que en área cultural estaban Mathias Goeritz, Alfonso Soto Soria, Luis Aveleyra, Oscar Urrutia y otros.
“El logotipo de México 68 se deriva de varias cosas: Ramírez Vázquez le indica a Terrazas: ‘Quiero lugar, fecha y evento en un solo elemento’: México (el lugar), 68 (la fecha) y los aros olímpicos (el evento). Terrazas desarrolla México 68, Ramírez Vázquez le dice: ‘Si le pones paralelas puede ser huichol’ y, además, coincide con la época del op art, pero no es op art”, dice el arquitecto.
A lo largo de los años, Wyman se ha presentado como el autor del logo y de otros de los elementos: así aparece en su sitio web (www.lancewyman.com), en libros, conferencias, universidades, congresos y exposiciones (como la que presentó en octubre de 2014 el Museo Universitario de Arte Contemporáneo, MUAC, De ida y vuelta: Lance Wyman. Iconos urbanos). En su página web se ve también el logo del Memorial de Tlatelolco, que hizo en 2014, y que integra el 68 (con el estilo del 68 de los Olímpicos) y una paloma.
Las pruebas. Ramírez Campuzano, quien conserva el archivo de su padre, tiene en este acervo ejemplos de todos los elementos diseñados para el certamen —desde medallas hasta mapas de la ciudad, así como papelería oficial y toda clase de parefernalia— y también conserva todos los documentos que son la memoria de las Olimpiadas del 68. Entre ellos presenta algunos con los cuales argumenta su acusación de plagio contra Wyman:
En primer lugar exhibe una copia del certificado ante la Dirección General de Derecho de Autor, según la cual Ramírez Vázquez registró el 12 de julio de 1967 el dibujo “MEXICO 68” y a partir de la cual se le reconocen sus derechos como autor; la copia incluye el dibujo mexico68 con los aros olímpicos.
En segundo lugar muestra un certificado del Registro Público del Derecho de Autor, del 22 de agosto de 2016, en el que él aparece como legatario de su padre; este certificado ampara la obra original de Dibujo; junto a la carta aparece la colección de diseños, letras, números, del título MEXICO 68.
En tercer lugar presenta una minuta fechada el 12 de octubre de 1966, de una reunión encabezaba por Ramírez Vázquez, en la que estuvieron Trueblood, Terrazas, Abeleyra, Goeritz, entre otros, que le permite mostrar que Wyman, como otras personas, trabajó como auxiliar. Sucede que, como en esos años en México no había escuelas de diseño gráfico, se invitó a participar a personas que trabajaban en el despacho de George Nelson, ellos fueron Peter Murdoch y Wyman: “Terrazas conocía a Nelson; le pide que le preste unos dibujantes y ellos dos vienen”, acota Ramírez Campuzano.
En este tercer documento se lee: “...habrá que reforzar al arquitecto Villazón (Manuel Villazón) y a su grupo con personas especializadas en esta esfera, que serán traídas por el arquitecto Eduardo Terrazas. Al mismo tiempo que realizarán las tareas específicas que les vayan a encomendar, estas personas ayudarán a desarrollar el grupo de diseño del arquitecto Villazón”.
En cuarto lugar, Ramírez Campuzano muestra una carta del propio Wyman, del 23 de agosto de 1968, dirigida a Print Magazine, donde da el crédito a Ramírez Vázquez. En esta carta, escrita en inglés, Wyman dice: “Me gustaría aclarar que cuando fui invitado a tomar parte del programa, el señor Ramírez Vázquez me dijo que el diseño gráfico debía incorporar algunos elementos del México precolombino y del arte popular. Yo estuve de acuerdo con esto y en las bases de este concepto que ya me había dado Ramírez Vázquez desarrollé los nuevos diseños.” Ahí mismo manifiesta que cuando llegó, los símbolos ya los habían empezado Manuel Villazón y su grupo de diseño bajo la dirección de Ramírez Vázquez.
El equipo. En las oficinas de Ramírez Vázquez y Asociaciados, en Jardines de Pedregal, donde se desarrollaron muchas de las juntas y de los trabajos preparatorios para los Juegos, así como la concepción del diseño, Ramírez Campuzano dice que su propósito es que se conozca la verdad sobre quién concibió el diseño en torno de los Olímpicos de 1968, al que se incorporaron elementos representativos de la identidad mexicana y que esto muestra la relación con la cultura nacional que fue una constante en la obra de su padre.
“A la muerte de Ramírez Vázquez, me lega su archivo y los derechos, y me encuentro en el archivo que ante Derechos de Autor es suya la autoría, y me doy cuenta de que una persona ha plagiado la autoría de todo un programa de diseño desarrollado por muchas personas. Eso se llama plagio y el plagio es un delito, para cometer un fraude, para malinformar; que él me enseñe un documento de antes de julio de 1967 donde diga que los derechos son suyos. Mi objetivo es que se sepa, que sepan las escuelas y editoriales, hay un titular del diseño, mi padre, y un titular de los derechos, que soy yo”.
El arquitecto describe que el trabajo de Wyman —que laboró en el equipo de diseño en el primer semestre de 1967 (no hay un documento que precise estas fechas)— fue el de ser auxiliar, que algunos de los trabajos específicos que sí hizo fueron el desarrollo de las estampillas y las contraportadas de la programación de tipo cultural.
Para precisar qué hizo Wyman, Ramírez Campuzano cita una carta del 7 de marzo de 2016, donde Héctor Ortega San Vicente, quien fue director Administrativo del Comité Organizador de los Juegos de la XIX Olimpiada, entre 1966 y 1970, le especifica: “Al señor Wyman se le contrató como persona física, al igual que algunos otros, para desempeñar trabajos auxiliares en el Departamento de Publicaciones del Comité Organizador”. Más adelante, Ortega le comenta que “Wyman no trataba directamente con tu señor padre, que además no hablaba inglés y Wyman, por su parte, escasamente hablaba español”.
Además de los documentos citados, Rodríguez Campuzano resalta que el trabajo de su padre se enmarcó en consolidar una serie de constantes culturales y que el uso de esas constantes es algo presente en otros proyectos suyos, como el Museo Nacional de Antropología, por ejemplo. “Cuando le dice a Terrazas: ‘puedes ponerles paralelas’, le hablaron a Pedro Diego, artesano huichol para hacer las tablas huicholas y sustentar que eso está basado en las constantes culturales mexicanas”, dice Ramírez Campuzano.
A la pregunta de por qué su padre no defendió este asunto de, Ramírez Campuzano responde: “Pedro Ramírez Vázquez acaba una chamba y le daba la vuelta a todo; luego de los Olímpicos fue coordinador de obras en el Estado de México, fundó una universidad (la UAM), fue secretario de Estado. Él, Terrazas y Beatriz no se imaginaron la trascendencia que iba a tener esto”.
EL UNIVERSAL buscó a Wyman, pero no se recibió su respuesta. En 2014, en el MUAC, el propio Wyman dijo sobre el tema que lo importante fue el equipo de trabajo que participó y el que actualmente se recuerde en todo el mundo esa imagen.
Sobre si emprenderá una demanda penal, Ramírez Campuzano dice: “Sí lo contemplo porque ya tengo la titularidad de los derechos con base en que he demostrado ante el Indautor la autoría legal de los diseños, cosa que esta persona nunca ha demostrado; me ha detenido sólo la consideración de poder afectar a una persona de 80 años exhibiéndolo en el ocaso de su vida, ya que no he mencionado absolutamente nada que no haya demostrado y comprobado con documentos y constancias que tengo en mi poder. De cualquier manera he escrito a diversas instituciones mostrando los documentos que soportan lo que menciono. A casi 50 años de los Juegos Olímpicos es importante que se conozca la realidad”.