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El patrimonio subacuático se encuentra amenazado por actividades humanas como la pesca excesiva o la industria, advierten expertos de la Unesco a unos días de una Conferencia de Naciones Unidas sobre el Océano.
"Los océanos no son solo el futuro de la humanidad, son también su pasado. Nos ayudan a comprender cómo se desarrolló la humanidad y nuestro mundo" e incluso el cambio climático, señaló Ulrike Guérin, especialista de la Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
El mar posee "un patrimonio inmenso y muy diverso, que incluye desde cuevas paleolíticas hasta vestigios de conflictos", según el historiador francés Michel L'Hour, pionero de la arqueología submarina.
Para él y para todos sus pares reunidos esta semana en París para asistir a una conferencia de la Convención sobre la protección del patrimonio cultural subacuático, la protección de los vestigios submarinos debería ser una prioridad.
La próxima cita crucial será del 5 al 9 de junio, cuando la ONU examinará el estado del pulmón azul del planeta, así como sus implicaciones medioambientales y económicas.
Hasta ahora, "solo figura una mención breve", lamenta Ulrike Guérin, secretario de la Convención. El texto aprobado en 2001 tiene como objeto garantizar y fortalecer la protección de todos los rastros de existencia humana que tengan un carácter cultural, histórico o arqueológico, que hayan estado bajo el agua por lo menos durante 100 años.
"El museo más grande del mundo, que cubre el 70% del planeta, no es un lugar seguro, está regido por pocas leyes y uno puede circular como quiere", deploró L'Hour, quien fue reelegido el martes en el consejo científico y técnico de la Convención.
Las cargas hundidas y las ciudades sumergidas están en peligro debido a las "actividades industriales, la pesca, el saqueo organizado por redes o por miles de buzos que toman cada uno un 'pequeño' recuerdo", detalló.
Sin olvidar "los cables de fibra óptica bajo el mar, los arrecifes artificiales, las toneladas de arena llevada para construir playas para turistas, las infraestructuras portuarias en lugares protegidos", agregó Xavier Nieto, de la Universidad de Cádiz.
Preservados durante siglos, estos tesoros se vieron afectados con la invención a principios de la década de 1940 de la escafandra autónoma que permite explorar las profundidades marinas en total libertad y posteriormente de la evolución de las técnicas de buceo.
Paralelamente, emergió la pesca masiva, con navíos que a menudo atrapan en sus redes tesoros del patrimonio submarino, a veces de forma intencional.
"Hemos identificado ese problema de las redes. ¿Pero, cómo llevarlo ante la ONU?", se interroga Guérin, quien lamenta la importancia de "los temas económicos" cuando se trata de los océanos.
Michel L'Hour aboga por la creación de una cartografía del patrimonio subacúatico. "Podemos proteger únicamente lo que conocemos", dijo.
Pero además de la adopción de medidas más coercitivas y de una mayor información al publico, los expertos defienden una adhesión más generalizada a la convención de 2001, adoptada precisamente para luchar contra el saqueo, la explotación comercial y el tráfico ilícito o contrario a la ética.
Apenas 57 países sobre 190 la han adoptado hasta ahora. "En 15 o 20 años será demasiado tarde", advirtieron arqueólogos.
sc