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Las excavaciones que el Proyecto Templo Mayor realiza actualmente en lo que fue el recinto sagrado de la antigua Tenochtitlán sigue dando sorpresas. Uno de los últimos hallazgos que el equipo del arqueólogo Leonardo López Luján ha recuperado al pie del Templo Mayor es una ofrenda que contiene restos de fauna marina, un disco de oro y el esqueleto de un lobo.
De acuerdo con el arqueólogo, actualmente se encuentran en la recuperación de esta ofrenda que tiene problemas de conservación debido a que fue dañada por un drenaje construido durante la época porfiriana. “Lo que está más protegido es el esqueleto de ese lobo o loba”, comentó ayer el investigador después del recorrido por la exposición Nuestra sangre. Nuestro color, que se podrá ver en el Museo del Templo Mayor hasta el 20 de agosto. Integrada por 28 piezas representativas de la cultura mexica, la muestra revela resultados que se han realizado en torno al cromatismo en el arte mexica. “Lo que estamos encontrando es que no sólo las esculturas en rocas volcánicas estaban pintadas, sino también las de otros materiales, como los pedernales, la cerámica y el hueso humano”, dijo el arqueólogo. Una de las piezas protagonistas es precisamente un cráneo humano que fue decorado y pintado para representar a Mictlantecuhtli, dios de la muerte.