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abida.ventura@eluniversal.com.mx
Grafiteados, descoloridos, con imágenes desfiguradas, esculturas y piezas faltantes o nichos utilizados como depósitos de basura. Así lucen las 15 ermitas del rosario que le dan nombre a la Calzada de los Misterios.
Distribuidas a lo largo de este camino que tuvo un uso procesional desde tiempos prehispánicos, estas ermitas fueron construidas a finales del siglo XVII para que los peregrinos se detuvieran a rezar en su camino hacia la Villa de Guadalupe.
Ahora, con la construcción de la línea 7 del Metrobús que correrá de Indios Verdes a Santa Fe, la Secretaría de Obras de la Ciudad de México, en colaboración con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y la Comisión de Arte Sacro de la Arquidiócesis Primada de México, emprenderá un proyecto de mantenimiento y restauración de estos monumentos históricos que pasan desapercibidos de los transeúntes, incluso de los peregrinos que acuden a la Basílica de Guadalupe, pues desde hace varios años la Calzada de Guadalupe es el principal puerto de entrada al santuario de la virgen.
Diseñados en estilo barroco, estos misterios fueron originalmente colocados a una distancia específica sobre esa ruta procesional, para que los peregrinos pudieran rezar 10 aves marías entre uno y otro. Hoy ha perdido la suntuosidad con que fueron colocados. Las esculturas craqueladas, las paredes grafiteadas o destrozadas, los nichos llenos de basura u objetos abandonados evidencian su abandono. Automóviles estacionados al pie de cada misterio han reemplazado a los feligreses que se detenían a rezar ante esos monumentos que narran episodios de la vida de Jesús y la Virgen María.
Si bien sólo ocho de estos misterios son originales y siete son reconstrucciones hechas hace unos 20 años –fecha en que se les rehabilitó por última vez—, el arquitecto Arturo Balandrano, titular de la Coordinación de Monumentos Históricos del INAH, comenta que la Calzada de los Misterios sigue manteniendo su carácter histórico y procesional, por lo que las ermitas deben ser recuperadas. “La ruta de los misterios tiene un valor histórico y debe conservarse. El INAH ha estado revisando el proyecto del Metrobús para que no obstaculice ni altere el carácter procesional de esa vía”, comenta en entrevista. Añade que se solicitó a la Secretaría de Obras de la Ciudad disponer una parte del presupuesto para la construcción del Metrobús a recuperar los monumentos históricos que se encuentran en la nueva ruta, como es el caso de la Calzada de los Misterios. “Ya dijeron que en este caso sí van a poder meterle dinero para hacer una restauración de todos los 15 misterios. Es un proyecto que elaborarán ellos y que van a licitar pronto; se contratará a especialistas en restauración”, dice.
El arquitecto indica que están en proceso de revisión del proyecto y que además de la recuperación de las ermitas, el INAH pidió a la dependencia encargada de la obra que haga una recuperación de la imagen urbana de la Calzada de los Misterios. “A cada lado de las dos cuadras más cercanas a La Villa hay casas históricas, les estamos pidiendo que se haga un esfuerzo de imagen urbana y que se mejoren las fachadas de esas casas”.
La Secretaría de Obras de la Ciudad confirma que ya está trabajando en el proyecto de recuperación de esta avenida. Para la restauración de los misterios, señala, contarán con la asesoría de la Comisión de Arte Sacro de la Arquidiócesis Primada de México. La idea, dice la dependencia a este diario, es crear un corredor turístico-religioso en esa zona para que “las calzadas de los Misterios y de Guadalupe formen un par vial uniforme que reciba a los visitantes que asisten a la Basílica”.
La avenida procesional. Con este proyecto de rehabilitación, la calzada recuperaría el carácter procesional y suntuoso que ha tenido desde tiempos prehispánicos. La historiadora Guadalupe Lozada explica que antes de la llegada de los españoles era el camino que los indígenas seguían para llegar al cerro del Tepeyac. “Esta avenida que atravesaba el lago de México era una calzada rodeada de agua por ambos lados. Por aquí venían los indígenas al cerro del Tepeyac, al santuario de la diosa Tonantzin. En la época de la Conquista, cuando inició el culto a la Virgen María en el siglo XVI se mantiene el flujo de la gente a este sitio”, explica al pie de uno de los misterios.
Cuenta que fue a finales del siglo XVII, en 1675, cuando comenzaron a edificarse estas ermitas que hacen referencia a los 15 misterios del rezo católico. “El rezo del rosario está dividido en misterios, es decir, que recuerdan los acontecimientos más importantes de la vida de Cristo y de la Virgen María. Son 15 en total, divididos en tres tipos: gloriosos, gozosos y dolorosos. Esos misterios son los que se representaron en estos monumentos, fueron hechos a finales del siglo XVII por el arquitecto Cristóbal de Medina”.
Estos monumentos, dice, fueron diseñados y concebidos con la idea de darle un carácter suntuoso a la avenida. Así lo demuestran las ermitas originales, de estilo barroco, aunque las reconstrucciones de hace 20 años también tienen el mismo sentido arquitectónico. “Su base es plana, en medio tienen la representación del misterio que se está rezando y en la parte superior está la Virgen de Guadalupe. Todos tienen las mismas características. Los originales tienen una imagen más barroca y a los del siglo XX les dieron una imagen moderna, pero conservaron el mismo sentido”, dice Lozada.
La historiadora detalla que la finalidad de estos monumentos era que se usaran como una especie de guía para peregrinos: “Para que la gente viniera rezando el rosario, justo desde donde terminaba la ciudad de México hasta la Basílica de Guadalupe. Los monumentos se edificaron a una distancia suficiente para que la gente pudiera rezar 10 aves marías entre uno y el otro”.
Como ruta de peregrinación esta calzada tuvo gran importancia hasta finales del siglo XVIII, cuando se construyó la Calzada de Guadalupe. A partir de entonces, la avenida y sus monumentos quedaron en el abandono, recuerda la historiadora: “La gente seguía caminando por aquí, pero con la llegada del ferrocarril, los misterios se fueron dañando y la gente comenzó a hacer las peregrinaciones mucho más por aquel lado (Calzada de Guadalupe)”.