A José Lizarraga se le cortó la voz y derramó una lágrima al verse rodeado de tantos jóvenes y mujeres listos para competir en el "taste", la cancha donde se libraría el segundo campeonato Nacional de Juego de pelota Mesoamericano en Teotihuacán.

La emoción de ese momento se mezcló con el recuerdo de su padre y la de su familia que desde generaciones atrás habían soñado con crear una liga o campeonato de ulama, con el fin de rescatar y promover esta práctica que es considerada la variante más cercana al juego de pelota prehispánico.

"Mi familia en Sinaloa ha conservado este juego durante muchas generaciones. Estuvo inactivo por un tiempo y emigró al sur de Quintana Roo con un grupo que conocía el juego, mis primos y hermanos", relató Lizarraga, ahora entrenador nacional.

El deseo de esta familia sinaloense por promover esta tradición comenzó a tomar forma hace un par de años, cuando José y Armando Osorio, presidente de una asociación que promueve este juego en la Península de Yucatán, organizaron un primer torneo nacional en Quintana Roo. Ahora, aunque sin mayores recursos económicos, lograron lanzar el segundo encuentro que comenzó ayer y continuará esta tarde en el deportivo Braulio Romero, en San Martín de las Pirámides, a unos minutos de la zona arqueológica de Teotihuacán.

Ahí, en una cancha de tierra diseñada sobre una pequeña parte del campo de futbol, se enfrentaron ayer diversos equipos de hombres y mujeres provenientes de estados como Chiapas, Sonora, Tabasco, Yucatán, Tlaxcala, Veracruz y Quintana Roo, incluso de Belice.

En el partido inicial se enfrentó el equipo de mujeres de Tabasco contra el de Quintana Roo.

Protegidas con fajas de piel y diversas vendas para amortiguar el golpe de la pesada pelota de hule en las caderas, las jugadoras hicieron con este primer partido una demostración de cómo se juega este deporte, desconocido para muchos de los que acudieron al evento.

Cada equipo está integrado por cuatro jugadores y la finalidad es mantener la pelota de unos 3 kilos dentro del "taste" o cancha sin tocarla con las manos u otra parte del cuerpo. La única parte que debe utilizarse es la cadera.

Los intercambios lanzados con la cadera de un lado a otro tienen como objetivo lograr que la pelota caiga en medio del campo del equipo contrario para obtener un punto o "ravit".

Bajo esa dinámica se enfrentaron ayer en una primera ronda los diferentes equipos, la mayoría de ellos integrados por jóvenes de comunidades con raíces indígenas.

El ganador se enfrentará hoy contra el de Belice, un equipo integrado por jóvenes de entre 18 y 24 años provenientes de una comunidad mestiza ubicada en la frontera con México. Este grupo comenzó  a conformarse hace dos años, cuando promotores de ese juego en Yucatán llegaron a enseñarles y a invitarles a participar en un torneo, cuenta Menalio Novelo, líder del equipo. Antes de eso, indica, lo único que sabían sobre el juego de pelota y su práctica era lo que leyeron en los libros de la escuela, que era un juego o ritual que practicaban los antiguos mayas.

"Ni pensamos que era posible jugarlo, hasta que empezamos y nos dimos cuenta que es algo que tiene dificultad", expresa Menalio, quien asegura que su principal impulso para mantener ese equipo son sus hijos. Dos de ellos participan en este torneo.

Antes de inaugurar el torneo, Armando Osorio destacó que con este tipo de encuentros buscan promover y dar a conocer a un público más amplio esta práctica que, dice, las autoridades e instituciones se niegan a reconocer como un deporte debido a que lo consideran más como un espectáculo, como el que atrae a cientos de turistas en Xcaret.

"Nosotros somos deportistas como cualquier otro", sostiene. 

sc

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